"¿Quién llama a mi puerta?", que es la traducción que se le ha dado en España al primer largometraje de ficción dirigido por Martin Scorsese, se configura como un cuaderno de notas visuales y temáticas con el que su director anota y apunta sus preocupaciones y obsesiones fundamentales, y, a la vez, crea, o intenta crear, un estilo propio, una marca; otros dirían una autoría. En mi modesta opinión, la película en sí no es gran cosa, porque no es otra cosa más que eso: Scorsese parece renunciar a contar una historia realmente sólida y definida, y prefiere estructurar, por un lado, la relación amorosa/cinéfila, llena de altibajos, entre Harvey Keitel y Zina Bethune, y, por otro lado, la convivencia del personaje de Keitel, J.R., con sus amigotes del barrio neoyorkino en el que vive. A esas dos líneas narrativas hay que añadir la secuencia erótico-onírica, que se diría casi (que es) otra película, y que está acompañada musicalmente con el famoso tema de The Doors "The End".

Pueden apreciarse también influencias del cine de vanguardia y del cine europeo de esos años. Lo más interesante de este cuaderno de notas visual, o de este film, un tanto deslavazado, es cómo anticipa elementos estilísticos, narrativos o temáticos de posteriores largometrajes de su director: la religión católica, la amistad entre hombres, el uso de música extradiegética para acompañar la acción, cierto sentido de la nostalgia, la violencia...Por último, Scorsese se revela aquí como un cineasta muy cinéfilo, que usa a Harvey Keitel para hablar de John Wayne, Lee Marvin, Angie Dickinson...