Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Pedro Triguero_Lizana:
7
Comedia. Musical. Infantil Willy Wonka (Gene Wilder) es el excéntrico dueño de una gran fábrica de caramelos. Un día decide ofrecer a cinco niños una entrada dorada que les permitirá recorrer la dulce fábrica. Uno de los ganadores es Charlie Bucket, un niño pobre de buen corazón que espera un futuro mejor para él, para su madre y sus cuatro abuelos. Los otros ganadores resultan ser cuatro insoportables niños.
23 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta mezcla, única y peculiar, de cine para niños, comedia musical, fábula moral, aventura estrafalaria con ribetes de cine fantástico, y, en suma, apoteosis de la fantasía blanca, no falta ni sobra nada. Gene Wilder está perfecto en su papel de maestro de ceremonias de un universo donde los castigos y las recompensas son adecuada y justamente repartidos, pero no de una manera mecánica y simple, sino más bien de un modo que combina la fatalidad, la suerte, el destino y sobre todo un retorcido -y en cierto modo poético- sentido de la justicia.

Los "umpa-lumpas", incansables y trabajadores, la máquina de "teletransporte", el chicle que convierte al que lo chupa en un arándano humano, las bebidas gaseosas que hacen flotar y cuyo efecto sólo se pasa eructando, el río de chocolate, el ascensor volador, son cosas que sorprenden, que hacen soñar, que nos introducen en un mundo fantástico, maravilloso. Pero por debajo de todo eso late una historia en la que se habla de los que merecen tener suerte y de los que no la merecen; de la codicia desmedida y de la sed de fama de los seres humanos; del egoísmo y de otros vicios humanos como la glotonería, los niños malcriados, o los adictos a la televisión; de una sociedad competitiva en la que unos se sienten triunfadores y otros se sienten fracasados; y también, por supuesto, de la ilusión y la esperanza. La fábrica de chocolate de Willy Wonka, especie de montaña rusa del deseo y el miedo, es un lugar para aprender, pero no sólo para aprender cómo se hacen todo tipo de dulces, sino, también, y sobre todo, para aprender a ser mejor persona.

Este largometraje de Mel Stuart -un director especializado en la realización de documentales, aunque resulte paradójico, viendo esta película- merece la categoría de film de culto que fue atesorando con el tiempo. Como ocurre con el posterior "remake" dirigido por Tim Burton, lo mejor en esta crítica dirigida a los niños mimados y malcriados es el envoltorio alucinante que rodea a la historia, y lo peor, el mensaje moral, un poco anticuado, o un poco simple.
Pedro Triguero_Lizana
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow