Cada vez que se rueda un "biopic" (una película biográfica) con actores que interpretan a personajes reales, se comete una traición. Hacia la realidad histórica, y también y sobre todo hacia el biografiado. Sin embargo, esta traición es tan frecuente en el cine -más aún en el de Hollywood- que se la ha codificado como una convención, es decir, como una norma o una práctica admitidas por la costumbre.

En este caso, "Beyond the Sea" es una idealizada y fantasiosa biografía del cantante y actor estadounidense Bobby Darin que, por supuesto, traiciona a la verdad: Kevin Spacey era demasiado mayor para encarnar a Darin, y parece como si quisiera suplir esa desventaja acentuando una dimensión poética y onírica sobre su personaje, en la que el Darin adulto habla con el Darin niño, y en la que los recuerdos se vuelven ensoñaciones. Todo eso es interesante, y hay que reconocer que Spacey es un gran actor, y que canta y baila bastante bien, y que tiene su mérito resucitar el musical, pero todo esto oculta al personaje biografiado.

Kate Bosworth, por su parte, no se parece gran cosa a Sandra Dee, una actriz que por su rostro aniñado hacía papeles de ingenua, pero que en realidad tenía problemas de depresión, anorexia y alcoholismo por haber sido objeto de abusos sexuales durante su infancia. En la película sólo se dice que bebe demasiado, sin explicar el por qué. Esto es un ejemplo de cómo se prefiere presentar a los personajes de forma glamurosa y, por ende, superficial, sin querer retratarles a fondo.

Kevin Spacey emplea un metraje largo para contarnos una vida que por desgracia fue corta en años. Da la sensación de que su alarde -pues dirige, coescribe y protagoniza esta cinta- va, o iba, más encaminado a exteriorizar su voluntad de expresarse como un artista total. Sí, es una pretensión legítima, y Spacey sale airoso del empeño, pero a costa de la traición de un retrato idealizado, que también es el retrato idealizado de una época. Spacey imprime tanto su personalidad artística que no deja salir a escena al verdadero Darin. Pero, en fin, tal vez sea ésa la mayor traición del "biopic": la biografía como excusa para superponer otros retratos, otros relatos y otras personalidades sobre el rostro del biografiado.