Los auténticos guionistas llevan adherido su trabajo a la piel, la búsqueda de un trabajo perfecto, del guion ideal les ocupa y les preocupa a lo largo de cada día de su elaboración, en sus mentes, siempre ocupadas, fluyen las ideas que moldean una y otra vez intentando conseguir que la ficción adquiera unas dosis enormes de credibilidad.

Nicholas Ray nos describe la personalidad de un guionista estelar, preciso y de ideas firmes, seguro de sí mismo y de su propio trabajo, que pasa por la vida como un rompehielos lo haría a través de un mar helado, y quien mejor para este papel que un Humphrey Bogart de vuelta de todo, sabedor que su imagen y sus palabras siempre calan hondo en los espectadores.

Magnífica Gloria Grahame que con sus aires seguros y distantes sabe como domar a una fiera de las palabras, al mismísimo Bogart.