Podría haber sido la típica peli de venganza que funciona como pasarratos, pero dos cosas destrozan la peli hasta hacerla casi infumable.

Por un lado, es ejemplo de cómo una mala edición puede destrozar una película con ese atroz montaje videoclipero a base de insertos, mezclas, saturación de filtros y capas, todo al ritmo de un ataque de epilepsia... Busca el sello estético pero la verdad es que la mayoría de veces su efecto es negativo reduciendo el dramatismo de ciertas situaciones y llegando hasta a marear en otras. Es como cuando el batería de un grupo se flipa con un solo; sí, muy virtuoso, pero a nadie le interesa. Aquí es el montador quien parece querer hacerse la fiesta por su cuenta demostrando su virtuosismo con la postproducción, pero está fuera de lugar, por no hablar de que algunas elecciones son de un gusto discutible.

Por otro lado, Brian Helgeland me decepciona firmando uno de los peores guiones de su carrera; tópico, sin brío, con personajes que no terminan de emocionar pese a estar interpretados por un reparto carismático (Denzel, Walken, Rourke...), frases peliculeras que suenan ridículamente artificiosas... Pero lo peor es el regodeo desesperante en el dramatismo ñoño. Más de una hora de preliminares que no cuentan nada interesante, se eternizan en ello como si pensasen que tienen entre manos algo más que la típica historia de venganza mil veces vista. Hay pelis que mejoran en su version extendida, esta mejoraría en una versión acortada, le quitas media hora por delante y tienes lo mismo pero más entretenido, aunque una vez que comienza la venganza tampoco es que la cosa mejore mucho.

Resumiendo, una pelicula que pecando de pretenciosa acaba resultando aburrida.