Si te gusta el cine, te gustará Nueve Reinas. Como decía Michael Cane en "The Prestige", el espectador lo que quiere es que le engañen, y para que te engañen, no hay nada mejor que una película de argentinos tramposos. Porque sólo ellos son capaces de tales hazañas.

Sólo un argentino es capaz de meter a su selección en cuartos de final con un gol con la mano; sólo un argentino es capaz de diseñar "El Peor Dia de tu Vida" a cualquier persona, de contar los chistes de Yayo, de colarte a Vanderlei Luxemburgo y Carlos Queiroz como los entrenadores del futuro, o de ponerse delante de un juez y decirle que de los 14 millones que faltan por pagar a Hacienda "se ocupaba mi papá". Y ese no era Darín, que conste, porque si fuera Darín, el juez se lo creería.

Dicen de ellos que son fulleros, trápalas, pero a la vez seductores, sinverguenzas entrañables que te sacan una sonrisa y la cartera del mismo golpe, y como te descuides, hasta el corazón. He conocido a unos cuantos así, y diré lo que dicen muchos de otro argentino: que los ví jugar. Porque al final es eso, es el juego, la trampa, el manejo de la situación. Una vez un argentino me apostó un cubata a que era capaz de mear de un extremo de un paso de cebra al opuesto, y me lo ganó. Lo tienen en la sangre estos pibes, nacieron pícaros y siempre guardan un as en la manga. Como mínimo.

Por cierto, el otro día le dejé 50 euros a Darín y ahora no me coje el teléfono. Si lo véis, decidle que me de un toque, que si eso le invito a un cafelillo.