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Voto de Prometheus:
10
Ciencia ficción. Drama. Aventuras Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores dirigidos por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) emprende una misión que puede ser la más importante de la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir algún planeta en otra que pueda garantizar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)
15 de abril de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, esta película no ha dejado indiferente a nadie, para bien y para mal. Publiqué en mi Facebook un enlace recomendándola y pocos días después un compañero me explicaba con amargura lo decepcionado que había quedado de la película tras haber seguido mi recomendación. Similar reacción ha producido en la mayor parte de los usuarios de esta web: para la mayoría es una obra maestra o bien un bodrio insoportable. Así que, más que analizar las incoherencias científicas, de las que tanto se ha hablado ya (como si se supiera cómo funciona un agujero negro o los viajes interestelares y las paradojas temporales), pienso que lo adecuado sería explicar este fenómeno no menos misterioso de la esquizofrénica percepción de esta película entre el público.
Toda buena película tiene uno o varios objetivos, y el público los percibe o no, los interpreta a la manera del director o en sentido distinto. ¿Cómo es posible que un usuario adore una película anticuada y con tan pocos fundamentos científicos como La Guerra de las Galaxias, y a continuación destroce basándose en criterios científicos una película tan cuidada y bien asesorada como Interstellar? ¿Cómo se pueden formular acusaciones tan mal intencionadas como suponer que, antes del encuentro con su padre, Murphy no puede tener conocimiento de sus aventuras cuando ha estado dos semanas viajando a la base de Saturno donde la espera Cooper? ¿Nadie le ha podido explicar lo que, dada la importancia del personaje, los medios de comunicación no dejarían de recordar mañana, tarde y noche? Se supone que Murphy ya es muy mayor y que está en cama, pero más extraño sería que no se interesase por los detalles que rodeaban a su padre que la supuesta indiferencia de los familiares ante Cooper durante el encuentro con su hija.
No vale la pena abundar en los supuestos agujeros de la película (quien quiera agujeros en el argumento, que revise La Isla Mínima, tan bien acogida por la mayoría de los usuarios). Esta grandiosa obra maestra no puede gustar a todo el público, porque es una obra madura, dirigida a personas maduras. Nolan, como hizo en Origen (Inception), aprovecha el escaso conocimiento de la ciencia sobre cuestiones trascendentales como el enigma del espacio-tiempo y el papel que juegan los sentimientos humanos en el Universo, para excitar nuestra imaginación y curiosidad. El alma es un misterio aún más profundo que el de la materia, y todas las culturas humanas la han percibido (casi todas las lenguas disponen de palabras para designarla); y si el alma existe, tenemos que incluirla en esta ecuación grandiosa del Universo y de la existencia. Por eso la película es emocionante. La Guerra de las Galaxias es una aventura infantil, y películas como ésta son las que llenan las salas de gente palomitera; Interstellar es una obra de arte para adultos. No me imagino a un grupo de “nerds” o “frikies” de camiseta negra y largas melenas emocionándose con los sentimientos de un padre que se debate entre abandonar a sus hijos y no hacer nada para salvarles la vida; el terrible dolor de la despedida entre Cooper y Murphy sólo puede emocionar a quien ha experimentado estos mismos sentimientos en su vida. Por eso Interstellar es una obra de arte excelsa; porque su objetivo es grandioso, no sólo el de entretenernos. Se embarca en una empresa magnífica y grandiosa, como la tripulación del Endurance al lanzarse a una galaxia ignota. Y a fe mía que Nolan ha conseguido con creces su objetivo, tras un rodaje muy laborioso, en el que ha contado con los mejores. Interstellar tiene los mejores efectos especiales, una música magnífica, unos actores que sobresalen, un guión emocionante que no decae un solo instante (sí, a pesar de que la nave en la tierra necesite propulsión externa y en el planeta de Miller no; a pesar del amoníaco que respira Cooper; pese a las nubes congeladas, etc..). Que no lo vean los amantes de películas y series infantiles, críticos que no han leído Ana Karenina, a los que les importa un ardite la complejidad del alma humana y se aburren cuando se enfrentan a diálogos adultos o se confunden cuando en una película la clave está en un poema; que, como digo, no lo vean determinados espectadores forma parte de la esencia del arte. Hay quienes sienten mayor placer estético ante una canción de Melendi que ante una ópera de Verdi o de Haendel. Es absurdo suponer que una obra de arte grandiosa le va a gustar a todo el público. Admitámoslo y disfrutemos de esta obra de arte grandiosa y magnífica y, como diría Catulo, rumores puerorum severiorum plus nimio unius aestimemus assis
Prometheus
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