Comenzamos a ver Mindhunter con el chip de una miniserie (a día de hoy solo hay una temporada, el estreno de la segunda se espera para 2019). Lo tomamos como algo ligero, pero lo cierto es que nos atrapó desde el primer capítulo, su visionado nos duró apenas 3 días.

Por supuesto uno de los motivos que nos animó a empezarla fue su director, el aclamado David Fincher, que dirige los dos primeros y los dos últimos episodios de esta temporada. Autor de maravillas como Se7en o Zodiac, ya en los primeros minutos tenemos claro que mantendrá su impronta en cada plano. Nos bombardea con una estética setentera total, la ambientación está cuidada al detalle, y logra que nos introduzcamos en la trama por completo. Si por algo se caracteriza el Fincher de Zodiac es por trabajar sin pudor, y aquí lo vuelve a hacer. Tiene que contar una historia, y lo va a hacer mostrándonos todas las cartas, encontrando un estupendo equilibrio entre el horror y la curiosidad.

El peso de Mindhunter recae casi en su totalidad en la calidad de las actuaciones y los diálogos. Es cierto que la trama por sí misma es interesante, pero no encontramos una propuesta donde abunde la acción, se trata de hacernos llegar un hecho, de forma pausada y detallada, de una manera hipnótica y adictiva. Veremos cómo uno de los protagonistas, el agente Holden, se va transformando, de ser un imberbe y pudoroso agente especial del FBI a comerse con papas a todo el que se sentara frente a su grabadora. Pero claro, estar en contacto directo y continuo con estos psicópatas, intentando entrar en su mente debe tener un precio… ¿no?

Es increíble cómo, viendo las cosas en retrospectiva, nos damos cuenta del poco tiempo que hace que todo esto está regularizado y normalizado. ¡Apenas 40 años! Una de las cosas que más nos impresionó de la serie es ver cómo lo que Holden y Bill explicaban con tanta “naturalidad” a los agentes de los distintos condados (patrones de comportamiento, perfiles psicológicos, posibles acciones futuras) lo recibían como algo totalmente desconocido, algo fuera de su alcance. Para entendernos, cómo si les estuvieran hablando en chino. El asesinato es algo tan antiguo como el hombre, ya sea por cuestiones rituales o de venganza, y ver aquí su estudio, impacta.

Hoy en día contemplamos esta realidad como algo relativamente normal, pero nos ha encantado ver cómo se formó el concepto de “asesino en serie”, como tres personas se atrevieron a ponerle nombre e intentar fundamentar los motivos que les llevan a cometer semejantes atrocidades. Porque si algo nos enseña Mindhunter, es que siempre hay un motivo. Puede resultar lejano en el tiempo, o parecernos una trivialidad, pero existe, y es el detonante para que ese alguien en concreto destruya su humanidad.

Seremos testigos, y nunca mejor dicho, de que la mejor manera de predecir este tipo de comportamientos es adelantarse al asesino, entenderle y buscar el origen de su motivación a través de la psicología y la ciencia del comportamiento, en lugar de mandarlos a la silla eléctrica o condenarles a seis cadenas perpetuas. Es imposible parar a un psicópata si el trato que recibe de la autoridad policial es de ser un enfermo incomprendido.

Algo que nos llamó la atención es cómo nuestro equipo debe superar una gran cantidad de barreras burocráticas, como si lo que Holden, Bill y Wendy proponen escapase de toda lógica y fuera un experimento social absurdo. Logran que nos sintamos tan frustrados como lo haríamos hoy en día ante la incompetencia de según qué organismos.

En lo que respecta a los personajes, el trabajo de caracterización de los psicópatas está muy, muy logrado. Si os interesa el tema e investigáis un poco por internet sus fotografías reales veréis que son casi perfectas, los actores han sido escogidos con gran acierto, consiguiendo retratos prácticamente exactos de sus “realidades”. Destacamos al personaje de Kemper, por ser de esos memorables, que se roba la pantalla con cada frase y con cada gesto. Además, al aparecer casi al inicio de la temporada, Cameron Britton nos desarma por completo con una interpretación magistral durante varios episodios.

Cuando terminamos de ver la temporada, nuestra sensación fue la de una buena serie, elegante y bien contada. Pero creemos que sólo está despegando, que nos mostraron un adelanto, nos dieron el caramelo para sacar la artillería pesada en 2019. Mindhunter promete, y aunque creemos que la nota que se merece es de un 8, incluso un 8.5, queremos ver cómo se desarrolla la siguiente temporada, para crearnos una valoración global.