La pretenciosidad en colores. Pretende ser el colmo de la imaginación pero sólo es una acumulación aburrida de estampitas coloridas.

Recalco lo de pretenciosa. Según la RAE, pretencioso es que pretende ser más de lo que es, y esto es lo que sucede con la mayoría de las películas dirigidas por el tío Terry: que un estilo visual barroco, efectisca y grandilocuente maquilla el pobre estilo narrativo y la vaciedad de contenidos.

Recalco lo de aburrida. Es aburrida porque es dos horas no pasa nada, la historia se retuerce en sí misma y no va a ninguna parte; es engañosa la sensación de movimiento propiciada por la actividad de los personajes en las escenas de acción.

Duele ver al gran Tom Waits participando en este coñazo, apena que ésta sea la última "película" de Heath Ledger después de haberse salido en "El caballero oscuro" (imprescindible verle en versión original).

Terry Gilliam es un artista porque hace obras únicas: todas sus peliculas llevan su personal e inconfundible sello de pretenciosidad; por eso, y porque amo la verdad en el cine, me gustaría que Terry encauzara su "desbordante" imaginación hacia la pintura y que esto fuera lo último que dirige y escribe y produce en cine.