Primera película dirigida por Walter Hill, que venía de trabajar con Sam Peckinpah y Robert Aldrich, mostrándose aquí como un más que aventajado discípulo. Situada en la Norteamérica de la gran depresión, narra la historia de un taciturno hombre, (Charles Bronson), llegado a Nueva Orleans, con una mano delante y otra detrás, intentado buscarse la vida para sobrevivir. Cuando conoce a un disoluto manager buscavidas, (James Coburn), que al olor del dinero que se mueve en el mundo de las peleas ilegales y ante las dotes que demuestra el maduro Charles Bronson para dicha actividad, no duda en tutelarle y conseguirle peleas. Magnífica película que recrea de forma acertada la época, con unas peleas excelentemente coreografiadas, un seco montaje, a cargo del luego digno director Roger Spottiswoode y con unas interpretaciones soberbias, (a mi juicio el mejor trabajo de Charles Bronson).