Arranca en una estación de esquí de Utah, mostrándonos a Dan (Kevin Zegers), su reciente novia Parker (Emma Bell), y su amigo intimo Joe (Shawn Ashmore) lanzándole pullas por verle en esa fase de noviazgo en que tu novia prevalece sobre tus relaciones con los amigos, viendo como para ahorrase unos dólares sobornan al encargado del telesilla (Ed Ackerman) con 100 dólares que la chica negocia mostrando escote, simpatía, una bonita sonrisa y mintiéndome al decirle que son 3 chicas (ya saben, al viejo estilo autostopista); el empleado acepta, poniendo mala cara cuando ve que las otras 2 supuestas chicas son 2 maromos, las telesillas se ponen en marcha, asistimos a una conversación entre los 3 amigos en la que conocemos sus peculiaridades (nivel de practica en ese snowboard que van a hacer y grado de relaciones) un poco más, y de repente se paran, se quedan suspendidos unos segundos (falsa alarma) retoman la ascensión, patinan un poco en la zona, se les hace poco la facilidad de la esta, y vuelven a convencer al encargado de la telesilla para que pese a estar estas cerradas por el mal tiempo que se avecina, les deje subir en plena noche a hacer un descenso rápido, este acepta sin aparente acritud, y comienza la función cuando en plena subida y debido a una serie de circunstancias relacionadas con cambios entre los empleados de manejar las telesillas, quedan colgados en medio de ninguna parte, a merced del frío y el viento y asustados al ver que todas las luces de la estación se apagan y que parece ser se han olvidado de ellos.

Todo esto a modo de juguetona introducción (lo extenso del primer párrafo tiene como objeto tratar de transmitir la sensación que produce en el espectador no saber si la cosa ira de slasher con psicópata) durante sus primeros 20 minutos; a partir de aquí, partiendo de tan preocupante situación para los 3 amigos (es domingo y la estación permanecerá cerrada hasta el próximo viernes), tenemos una entretenida película, en la que siempre que te dejes llevar y aparques el detector de incongruencias del guión (desde el primer momento resulta enormemente cantoso que a ninguno se les ocurra anudar varias de las numerosas prendas que visten para descolgarse con menor peligro que saltando a las bravas) resulta intensa e interesante en lo truculento de algunas escenas (primas hermanas de la pasable "The Canyon 2009" y la interesante "Black Water 2007") y más o menos pasable en el aspecto psicológico de los personajes ante esa situación que cualquiera que haya subido en un telesilla ha llegado a imaginar (ya saben, al estilo "Open Water 2003"), por lo que siempre que la sitúes en ese nicho de modesta serie B sin ínfulas de grandes innovaciones (el director, Adam Green, se estreno con aquella pasable "Hatchet 2006") se deja ver y hasta te provoca intenso desasosiego y suspense en esas escenas truculentas anteriormente mencionadas (sin las cuales la película tendría poca o ninguna defensa).