Después de un trágico suceso en un supermercado, un grupo de amigos británicos decide viajar a Suecia para hacer una ruta de senderismo por sus espectaculares montañas y rendir un sentido homenaje a uno de sus amigos de la cuadrilla. Poco a poco todo se va torciendo…

Película low-cost, tanto en presupuesto como en pretensiones, que aporta muy poco al cine de terror y solo se salva por su moraleja: No importa cuán grandes sean los monstruos que hay ahí fuera porque nunca serán tan terribles como los que habitan en nuestro interior. El camaleónico actor Rafe Spall lleva el peso de la cinta de comienzo a fin, tratando de lidiar con graves errores cometidos en el pasado que no le permiten dejar de ser un eterno adolescente, sin responsabilidades que asumir. La entrada en el bosque le permitirá tomar decisiones importantes que nunca antes se atrevió a tomar. La cinta de género del directo David Bruckner peca de poco original y acaba siendo surrealista, pero no cabe duda que pone al espectador contra las cuerdas en algún momento, haciéndole luchar contra sus propios miedos y haciendo hincapié de forma eficiente en que una vez que superas la barrera de los 30 años, juntarte con tus amigotes a echar un trago y contar batallitas del pasado, solo puede traer malas consecuencias. Madurar es avanzar, nunca retroceder. Por muy jodido que sea.

Sacapuntas de oro: La agobiante y tensa atmósfera. Que lo que no te mata te hace más fuerte. Lo aterrador que es un bosque, tanto por el día como sobre todo por la noche. Sí, porque no, te ríes cuando le pega a la vieja.

Sacapuntas de madera: La premisa es poco original y el desarrollo no aporta nada nuevo bajo el sol. El tan poco arriesgado monstruo…y que canta a la legua que está hecho con efectos especiales. El mal disimulado tufillo a El proyecto de la bruja de Blair, casi 20 años después.

Nota: 3,5 Sacapuntas.