¿Qué hacen los animales cuando se quedan solos en casa? ¿Se quedan tumbados boca arriba en el sofá lamiéndose las patitas o entrando a hurtadillas en la despensa para abrirse unas latas de conservas o unas cervezas? La solución viendo esta película.

Los creadores de Gru, mi villano favorito (y secuela) y Minions, Chris Renaud y Yarrow Cheney, filman una película divertida, sencilla y sin mala baba. Aquí no verás insultos ni chistes de dos rombos, simplemente es una cinta amable, que se ve con gusto y que consigue hacerte salir del cine con una sonrisa y con sensación de ternura hacia todas las mascotas del mundo (y más siendo la época del año en la que estamos donde más mascotas se abandonan, se te encoge el corazón de pensar que puede haber gente así…pero ese es otro tema). Pero a pesar de ello, no deja de ser una película ramplona en muchos momentos, con tantas mascotas que te pierdes con sus nombres y con las situaciones en las que se ven envueltas y que es tan fácilmente olvidable como tierna. Es de esas películas de dibus que están hechas por y para los niños…y los padres (y el resto de los mortales adultos) nos limitamos a devorar como si no hubiera mañana el cubo de palomitas y las bolsas de chuches. ¡Que ahora que lo pienso, tampoco es mal plan para una calurosa tarde de verano en pleno mes de agosto!

Lo mejor: La ciudad de NY como incomparable fondo de pantalla. La introducción de los cuatro protagonistas es cuando menos notable y divertida. Las escasas apariciones de la perrita clásica-punkarra provocan risas muy contagiosas.

Lo peor: Que se te acaba haciendo larga a pesar de sus medidos 90 minutos. Muchos personajes para tan poca trama. No dará para ningún spin-off (pero sí parece que tendrá secuela, por su enorme éxito de taquilla, sobre todo en EEUU)

Nota: 5,5 Sacapuntas.