Dos americanos cruzan en su coche la frontera mexicana para ir a pescar. En su camino, deciden subir al asiento de atrás a un hombre que hace autostop. Todo va bien hasta que el pasajero saca una pistola y los secuestra.

La directora Ida Lupino, más recordada por sus exitosos trabajos en series de TV, como por ejemplo El fugitivo, filmó en 1953 un thriller con toques de road movie que no cumple bien los años al verlo en la actualidad. Hoy en día no tendría mucho sentido la odisea que viven los pobres conductores al existir smartphones, GPS y drones que localizarían al instante el paradero del coche secuestrado. 65 años atrás, la historia tendría mayor impacto por la fuerza y dureza de alguna de sus imágenes y el salvajismo del perturbado, pero hoy ya estamos curados de espanto de todo eso y se hace bastante light. No tiene suspense alguno porque todo el mundo sabe como acabará la historia y la emoción brilla por su ausencia. Sólo la reflexión que uno de los secuestrados le plantea al forajido cuando le dice que sin pistola no sería nadie merece no pasarla por alto. Tan directo como veraz (y esto sí que vale para cualquier época).

Sacapuntas de oro: El momento cómico de los ojos del pistolero. El salvaje paisaje donde se dibujan las suntuosas carreteras. La camaradería mexicana y latina.

Sacapuntas de madera: Que una película de escasos setenta minutos se te haga larga habla por si sola. La machacona y trasnochada banda sonora.

Nota: 2,5 Sacapuntas.