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Voto de Sitodine:
1
5,7
17.879
Comedia. Ciencia ficción. Fantástico
El planeta Spaceball intenta "robar" la atmósfera del vecino Druidia secuestrando y pidiendo rescate por la princesa Vespa. El inventor de la trama es Dark Helmet -Rick Moranis-, pero se las tendrá que ver con Lone Starr -Bill Pullman-. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2011
37 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no te ha hecho gracia el ¿chiste? del título de mi crítica, ni se te ocurra ver la película. (Ver Spoiler*). Si te ha hecho gracia, que sepas que es más bueno que todos los chistes que aparecen en Spaceballs (me niego a llamarla por su título en español), o al menos mantiene el nivel. La conclusión es fácil: No pierdas tu tiempo.
Spaceballs es el esperpento en que deposité mi confianza una noche veraniega de insomnio. Buscaba algo ligero destinado a entretenerme y a hacerme olvidar un rato el “jodio calor” que me sofocaba sin piedad. Total, se trataba de una película de humor absurdo, situaciones disparatadas e incoherentes que sin duda dibujarían en mi rostro, cuanto menos, una pequeña sonrisa. Además, estaba dirigida por Mel Brooks, el cachondo que inmortalizó “El jovencito Frankenstein (1974)”. No pintaba del todo mal ¿Verdad?
Craso error.
Si esto es lo mejor que se puede hacer parodiando a Star Wars tenemos un problema. Y la cosa se agrava si aparecen detrás un montón de conformistas asegurando que se trata de una de las grandes parodias del cine. Esta última afirmación probablemente tenga mayor valor humorístico que todas las soplapoyeces que aparecen en Spaceballs, así pues, el hecho de haberla generado merece de alguna manera la estrellita que un servidor va a otorgar.
La calificación “humo absurdo” se convierte aquí en una justificación. Mientras que otras obras hacen reír, o al menos sonreír, pasando de la chorrada más pretenciosa a la crítica social o política, repartiendo puyazos de diversa índole (unos más inofensivos que otros), esta película es un tostón sin gracia que alega ser humor surrealista para ser comprendida. A nada parodia y nada tiene que decir, salvo ver a Rick Moranis pegándose golpes uno detrás de otro disfrazado de Dark Hemmet. Cuando el mendas se ha caído treintaicinco veces y ya ha dicho la gilipollez de “menos mal que llevo casco” no es nada gracioso, es, simplemente, un coñazo. Si encuentras extremadamente divertido el chiste del perro que se llamaba “Mistetas”, la película probamente te parecerá un despliegue soberbio de ingenio (la parodia de Chewaka se llama “Vomito"), pero se mire por donde se mire, es patética, aburrida, inclasificable, y lo que es peor, tan políticamente correcta que Shrek a su lado merecería calificarse con dos rombos. ¡Que leches! Al menos el ogro verde y apestoso parodiaba a alguien, y tenía algo que decir…
Por todo esto y mucho más, mi valoración es: "Muy mala", así que seguramente pegará a las otras valoraciones. (Chúpate esa Mel Brooks).
Lo más gracioso:
Spaceballs es el esperpento en que deposité mi confianza una noche veraniega de insomnio. Buscaba algo ligero destinado a entretenerme y a hacerme olvidar un rato el “jodio calor” que me sofocaba sin piedad. Total, se trataba de una película de humor absurdo, situaciones disparatadas e incoherentes que sin duda dibujarían en mi rostro, cuanto menos, una pequeña sonrisa. Además, estaba dirigida por Mel Brooks, el cachondo que inmortalizó “El jovencito Frankenstein (1974)”. No pintaba del todo mal ¿Verdad?
Craso error.
Si esto es lo mejor que se puede hacer parodiando a Star Wars tenemos un problema. Y la cosa se agrava si aparecen detrás un montón de conformistas asegurando que se trata de una de las grandes parodias del cine. Esta última afirmación probablemente tenga mayor valor humorístico que todas las soplapoyeces que aparecen en Spaceballs, así pues, el hecho de haberla generado merece de alguna manera la estrellita que un servidor va a otorgar.
La calificación “humo absurdo” se convierte aquí en una justificación. Mientras que otras obras hacen reír, o al menos sonreír, pasando de la chorrada más pretenciosa a la crítica social o política, repartiendo puyazos de diversa índole (unos más inofensivos que otros), esta película es un tostón sin gracia que alega ser humor surrealista para ser comprendida. A nada parodia y nada tiene que decir, salvo ver a Rick Moranis pegándose golpes uno detrás de otro disfrazado de Dark Hemmet. Cuando el mendas se ha caído treintaicinco veces y ya ha dicho la gilipollez de “menos mal que llevo casco” no es nada gracioso, es, simplemente, un coñazo. Si encuentras extremadamente divertido el chiste del perro que se llamaba “Mistetas”, la película probamente te parecerá un despliegue soberbio de ingenio (la parodia de Chewaka se llama “Vomito"), pero se mire por donde se mire, es patética, aburrida, inclasificable, y lo que es peor, tan políticamente correcta que Shrek a su lado merecería calificarse con dos rombos. ¡Que leches! Al menos el ogro verde y apestoso parodiaba a alguien, y tenía algo que decir…
Por todo esto y mucho más, mi valoración es: "Muy mala", así que seguramente pegará a las otras valoraciones. (Chúpate esa Mel Brooks).
Lo más gracioso:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
1) Dark Helmet: ¡Peinad el desierto!
Y lo peinan. Lo peinan literalmente. Con un peine gigante.
2) John Hurt, el actor que inmortalizó la mítica escena del chestburster en Alien (1979), aparece en la película repitiendo la escena. Cuando el bicho le sale del pecho, John Hurt se lamenta: Oh no… Otra vez no.
* El título de mi crítica hace referencia a una escena en la que "Lone Starr" y "Vomitoleo" van a un bar y preguntan qué hay de menú. La respuesta es tan ingeniosa que casi se sale del nivel de la película: “Sopa espacial o especial espacial”.
Y lo peinan. Lo peinan literalmente. Con un peine gigante.
2) John Hurt, el actor que inmortalizó la mítica escena del chestburster en Alien (1979), aparece en la película repitiendo la escena. Cuando el bicho le sale del pecho, John Hurt se lamenta: Oh no… Otra vez no.
* El título de mi crítica hace referencia a una escena en la que "Lone Starr" y "Vomitoleo" van a un bar y preguntan qué hay de menú. La respuesta es tan ingeniosa que casi se sale del nivel de la película: “Sopa espacial o especial espacial”.