No es ni el peliculón del siglo ni uno de esos musicales indispensables... pero "The Rocky Horror Picture Show" tiene "algo". No se si es por los aires casposos del film, por su estética bizarra a más no poder o la historia surrealista de sus personajes, pero el tiempo ha terminado dando la razón a este singular "musical".

Para verla hay que dejar de lado muchos prejuicios. Primero, dejar de lado prejuicios cinematográficos: realmente la historia de fondo es una parodia de las primeras películas de ciencia-ficción/terror, así que tampoco es que tenga demasiada miga. En segundo lugar, dejar los prejuicios musicales: el Rock en su versión más 'glam' es prácticamente el eje vertebrador de "The Rocky...". Y en tercer lugar, los prejuicios lingüísticos: solo hay una manera de ver esta película, y es en su versión original.

Grandísimo y soberbio Tim Curry en el mejor papel de su carrera, interpretando a un villano transexual, y grandísima una joven Susan Sarandon, haciendo de heroina-tonta. Pero de todas formas, lo mejor de la película es el buen rollo que transmite: ya sea por las canciones, las tramas absurdas o el chorro de voz de Curry, es inevitable contagiarse de la alegria que desprende este clásico.