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Voto de sherlock:
8
Drama El planeta ha sido arrasado por un misterioso cataclismo y, en medio de la desolación, un padre y su hijo se dirigen hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Durante el viaje se cruzarán con otros supervivientes: unos se han vuelto locos, otros se han convertido en caníbales. Adaptación de una novela de Cormac McCarthy, autor de "No es país para viejos". (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin que sepamos qué ha sucedido, nos encontramos, nada más comenzar la película, con un mundo que se ha convertido en un lugar inhóspito, desangelado, apocalíptico; apenas quedan habitantes; el hombre, parafraseando a Tito Macio Plauto, es un lobo para el hombre, pues el egoísmo impera en la lucha por la supervivencia; los árboles se derrumban solos; la comida es un bien escaso…
En medio de este caos, un padre (Viggo Mortensen) y un hijo (Kodi Smit-McPhee) viajan hacia el Sur, caminan, con unos pocos enseres y una pistola, expuestos al frío, a la incertidumbre y al peligro que representan las bandas de asaltantes. La película es, ante todo, una historia impregnada de sentimientos, un relato de amor entre un padre y un hijo, un trayecto de penalidades y esperanzas. El padre, a pesar de las adversidades, considera a su hijo como la prueba de la existencia de Dios, de ahí que su principal preocupación sea protegerle (para lo cual está dispuesto incluso a matar), conseguir comida y abrigo. Solo le importa su hijo, por eso ve en los otros un peligro, una amenaza, especialmente tras un desagradable y tenso episodio en el que logra que el niño salga ileso. El hijo,
pese a la dureza que envuelve su existencia, demuestra una gran bondad, sobre todo durante el tiempo que pasan con el anciano (Robert Duvall). Al final, aunque la muerte hace acto de presencia, se demuestra que no se ha desvanecido todavía del mundo la generosidad, un valor totalmente ausente en la madre del chico (Charlize Theron), una mujer y esposa que no supo enfrentarse a la adversidad y sacrificarse siquiera por su familia, pues solo supo preocuparse de sí misma tras el final de su anterior vida apacible, soleada y placentera.
A pesar de su aparente frialdad, The road sobrecoge, invita a la reflexión y traslada perfectamente el ambiente grisáceo de ceniza y destrucción que se refleja en la novela de Cormac McCarthy, escritor ganador del Pulitzer, a través de la excelente ambientación que logra John Willcoat y la sublime fotografía de Javier Aguirresarobe.
sherlock
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