Zapatero llega a I Cephei y, sin quemarse ni nada, se encuentra con Yoda, quien le dice que no es tarde para salvar a Mussolini de las garras del malvado Mickey Mouse. De repente, durante su estancia allí, recibe un mensaje por el celular advirtiendole que House esta a punto de descubrir la formula secreta de la Coca-Cola, mientras practica el onanismo junto con José Luis López Vázquez y con un DVD portátil. Mientras tanto, Sarkozy resuelve el primer Sudoku de la historia, lo cual le otorga un extraño poder capaz de resucitar a los muertos e, incluso, a Walt Disney que, congelado, espera al regreso de Johnny Cash, su gran amor. Pero no es consciente de que Carmen de Mairena está preparando un complot a nivel interplanetario para acabar con cualquier forma de vida excepto la humana, pues así conseguirá sacar beneficio de las discográficas, quienes le pagarán dos esclavos por cada vaso de Heineken vendido. No obstante, Zapatero se equivoca de boton al abrocharse la camisa y toda la tierra hace baboom, y todos salen disparados hacia la cabeza de Aladdin, que les espera fervientemente. Solo se salva Will Smith, que llega con zapatos de payaso y con la cara tintada de violeta, cargando a sus espaldas un elefante de Noruega septentrional.

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¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Que no os gusta mi historia? Entonces, ¿por qué la de Darren Aronofsky sí?