Las chicas de Oro fue una serie que forma parte de mi muy temprana adolescencia y aunque entonces habia gags que no entendia bien, no había capítulo que no me provocara una sonora carcajada. Cuando la revisité recientemente ya adulta (en versión original) pude apreciar lo exquisito que puede resultar el humor blanco, fino, sutil, a veces mordaz pero siempre inteligente...perfectamente personificado por cuatro magníficas y experimentadas actrices que daban a vida a cuatro personajes sumamente diferentes pero siempre entrañables y excelentemente delineados y complementarios.
Solo en contadas excepciones he sido fan de series en general y estadounideneses en particular, pero ésta me ganó el corazón cuando aun llevaba coletas y de nuevo hoy, cuando ya miro al futuro pensando que ojalá llegue a ser un amago de Rose, Dorothy, Blanche o incluso la mordaz Sophia y nunca perder las ganas de experimentar, gozar, descubrir...en definitva de vivir.