Las uvas de la ira, es sin duda, un título imprescindible en la historia del cine y de la historia americana, sin duda una obra maestra.
Adaptación de la famosa obra de John Steinbeck, Ford adapta esta historia con crudeza, realismo y poesía.
La puesta en escena es sorprendente, la ambientación y las interpretaciones, todo ello para lograr un retrato único de una de las épocas más grises de la historia de Estados Unidos.
Desgracia tras desgracia será la base de esta familia que se verá obligada a abandonar aquella que siempre fue su tierra y su hogar, una familia que sirve de ejemplo de aquello que tantas familias tuvieron que hacer, emigrar en busca de un trabajo que les diese de comer.
Esta es la base de la historia que sirve para hacer un canto a los valores familiares y humanos, a pesar de los golpes y golpes la familia ha de estar unida y luchar junta.
El amor, la bondad, la sinceridad, serán los sentimientos que perdurarán en medio del odio y de la ira que la tierra provocará.
Se observará como en las situaciones críticas las personas reaccionan por dos caminos, el bien o el mal, el odio o el amor, muy sencillo pero también difícil, difícil mantener la esperanza cuando a uno solamente le dan golpe tras golpe.
Figuras tan decisivas como la madre, serán la cabeza de familia, aquella que se compara a un río, será la que sepa marcar la diferencia entre el bien y el mal.
Una obra maestra en su género, en su puesta en escena y en dirección pero lo más importante de la película es ese canto a la familia, al hombre y al amor por encima de los golpes que la vida nos pueda dar.