La reina de África es una película entrañable de ver especialmente en días como hoy donde el cine de aventuras ha perdido aquello esencia del cine, una buena historia con unos actores que interpretan.
Dos pedazos de actores, Bogart y Hepburn, sin dudas a cual mejor, actores que han demostrado a lo largo de su trayectoria que eran algo más que caras bonitas pero sus caras en esta película hacen que sea algo especial.
Una misionera y un “capitán” de su “barco”, los dos en África y debido a la situación mundial la guerra llega hasta allí donde el hermano de la misionera acaba muriendo y se ve obligada a dejar la casa para volver a su país.
Una mujer de finos modales y un hombre dejado y sin nadie capaz de de amansarlo, dos polos opuestos enfrentados en un pequeño barco y río abajo, dos papeles genialmente interpretados, ciertamente, no se con cual me quedaría.
Lo bueno de la película es la relación entre ellos, de cómo evolucionan, desde el odio hasta el amor, enfrentados ambos a una serie de aventuras y pruebas que el río les pondrá; es increíble ver como en los años cincuenta y con tan pocos medios técnicos se podían lograr resultados tan buenos, la bajada del río, los mosquitos o el laberinto del río en la zona final antes de llegar al lago son auténticos momentos de tensión tanto en el espectador como en los actores y gracias a una buena interpretación y dirección, sin duda estos dos actores sabían hacer las cosas.
Una película muy entretenida, falla solamente un poco el final y el principio pero todo el resto están muy bien tratados.