Hace ya algo más de un mes que fui al cine para ver esta película en Polonia, y digo Polonia, porque aquí esta película pudo llamar más la atención.

Unas monjas lesbianas, pero qué blasfemia, por favor, qué horror, en un país donde la Iglesia es sagrada y las monjas y curas son santos por naturaleza.

Esta película es totalmente necesaria en una país como Polonia, para demostrar que esta realidad existe y que en la Iglesia hay seres humanos y no Santos.

Como seres humanos deberían llevar una vida más humana y no tan inhumana, y es esa moral católica la que distorsiona la mente y más tarde produce tales situaciones como oímos actualmente sobre la pedofilia en la Iglesia, por eso, esta película es muy necesaria en países como Polonia.

Pero la película va más allá, narra la vida de una psicópata en la Iglesia, en una época medieval donde todos los temores sobre Dios no tenían ninguna base científica.

El personaje de Benedetta es fabuloso porque tiene varias lecturas, desde la psicopatía, hasta las ambiciones de poder, hasta la hipocresía de la Iglesia, el retrato de los políticos, la pandemia...muchas cosas se retratan aquí, y lo menos transcedental es la homosexualidad, incluso las escenas eróticas resultan bonitas.

Todo está dirigido de una manera muy consciente, la película puede resultar un poco “cutre”, pero es consciente de ello, la ambientación en muy básica, pero lo mismo, es consciente de ello y es muy directa la crítica a la Iglesia, pero todo el mensaje va más allá, no se queda en la Iglesia, las lecturas son varias y muy diferentes.

Lo que más me gusta es el propósito de la película, ser una película llamativa, controvertida, pero es genial la idea del director de llegar a todo tipo de públicos, y dependerá de cada uno, la lectura que le queramos dar.

Me ha encantado y fueron dos horas muy rápidas, y eso es porque todo funcionaba muy bien.