Drama humano, político y religioso, es imposible hablar del islám o del musulmán sin unir estos tres aspectos.
Pakistán en el año 1979, la integración de las leyes islamistas en el país anulando las tradiciones musulmanas, un país donde siempre se había mantenido bajo la religión y tradiciones musulmanas.
Rezo pero pienso, esa es la frase que le dice la novia al protagonista, esa frase debería ser la base de toda religión.
La religión cristiana se intenta meter en la vida de las personas intentándole dictar lo que debe o no debe hacer en la vida pero llegan mentes pensadoras que saben diferenciar la religión y la vida, todo lo contrario de la religión islamista y del fanatismo de ella.
Esta es la historia de una madre y un hijo en una pequeña aldea donde será introducida poco a poco las leyes islamistas y con ello la neutralización del papel de las mujeres en la vida social, una injusticia que se verá reflejada en la película.
Una crítica directa a todo fanatismo religioso, una canto a lo humano por encima de toda religión tal como se refleja en el papel de la madre, una madre que guarda su dignidad humana por encima de todo cambio hasta en el momento en el que ve que su hijo será uno de los líderes islamistas de la aldea, un ejemplo de lavadura de cerebro que las personas poco pensantes reciben y serán a su vez las que llevarán a cabo todo tipo de actos criminales contra la humanidad en nombre de su dios.
La película no busca el lado artístico, se limita a contar una historia que servirá de crítica política y religiosa, una crítica que no servirá solamente para brindar los derechos de Pakistán como país musulmán sino para brindar por los derechos humanos de las personas.
Una película narrada de una manera simple y sencilla pero con un tremendo lado humano, un lado que servirá de crítica al fanatismo religioso que hoy en día nos persigue y atormenta.
Una película necesaria para los tiempos que corren.