Un perro andaluz es una película más importante por la trascendencia en el mundo del cine que por lo que la película es.
En esos años el cine estaba en pleno auge y se estaba experimentando y buscando nuevos caminos, surrealismo, expresionismo o las grandes historias americanas serán los contemporáneos de Buñuel o Dalí, dos artistas con ganas de búsqueda y ansias de crear aunque de pocos medios se tratase.
No es una película espectacular y ni siquiera de mis preferidas pero sé reconocer el valor e importancia en el mundo del cine y del arte, estamos hablando del comienzo del surrealismo, la expresión de los sueños y el reflejo en el arte de estos.
Así es esta película, unos once minutos de nuestros sueños, sueños donde nada tiene sentido, entramos a una habitación y aparecemos en el mar, hablamos con alguien y de repente estamos en el pasado, estamos tocando el pecho y de repente de convierte en el trasero, así son los sueños, y estamos ante escenas que han marcado una época, la escena del ojo, las hormigas o el burro muerto en el piano, qué más se pueden decir de esas escenas.
Una experimentación que marcó una época hasta hoy, tenemos a Lynch como el claro representante del surrealismo actual en el cine el cual ha hecho obras maestras pero si queremos ver el comienzo del surrealismo en el cine tendremos que poner nuestra mirada en este tremendo corto para aquellos años.
Más tarde Buñuel hará cine según los moldes clásicos, en actuaciones y guión pero al final de su carrera tendremos obras maestras del surrealismo como El discreto encanto de la burguesía, o El fantasma de la libertad.
Gran director como demostrará más tarde pero marcado en esa obsesión del sueño hasta el final.
Un clásico obligatorio.