El realizador Martin Scorsese, se propuso realizar un film basado en la vida del boxeador Jake La Motta. Pero Scorsese no se iba a conformar con contarnos una historia turbia, con el mundo del boxeo como trasfondo, y centrada en la turbulenta vida del conocido boxeador.

Uno de los puntos fuertes del film, es el excelente retrato psicológico que nos ofrece de la personalidad de Jake la Motta (mérito en gran parte de Barbet Shroeder uno de los responsables del guión), un retrato nada contemplativo que nos muestra a una personalidad que, pese a sus éxitos profesionales, es tremendamente insegura, posesiva y extremadamente celosa con los que están a su alrededor, en especial su hermano Joey (Joe Pesci) y su mujer Vicky (Cathy Moriarty), y a quienes pese a querer, les acaba haciendo daño. De esta forma, La Motta, se sirve del ring para descargar todas sus inseguridades, frustraciones e insatisfacciones personales, e incluso, en algunos casos, le sirve también como lugar donde purgar sus malas acciones.

Así, el film entra hasta lo más profundo del alma del boxeador, al que acabamos conociendo todas sus facetas, y con el añadido de la impresionante interpretación de Robert De Niro que consigue componer un retrato realista de una persona que se nos hace odioso en la mayor parte del film, pero que también nos sabe inspirar compasión. También ayuda mucho a este complejo retrato, la interpretación de los secundarios Joe Pesci y Cathy Moriarty. Mención aparte merece el apartado técnico, con una muy oportuna utilización del blanco y negro, que refuerza sobretodo la crudeza y el realismo de los combates filmados.

El realizador, se sirve de una cuidadísima puesta en escena en cada pelea, en las que consigue una gran sensación de dinamismo a base de un montaje en el que además de una sucesión de pequeños y breves planos son acompañados de rápidos movimientos de cámara. Además se sirve de planos subjetivos para enfatizar, en muchos casos al ralentí, determinados momentos de la pelea en cuestión. Con todo esto, Scorsese consigue mostrarnos los combates con tanto realismo como crudeza posible, consiguiendo como pocos lo han hecho, algo más que filmar un combate de boxeo, sino además captar todo el conjunto de sensaciones que se pueden experimentar en un ring.

El film de Scorsese es prácticamente perfecto en todas sus facetas, tanto en lo que se refiere al retrato personal de un ascenso y caida, visto en toda su dimensión, excelentemente sustentado en un excelente guión, y perfectamente interpretado por sus actores quienes se metieron totalmente en sus personajes, y además con el atractivo técnico de los diversos combates que salpican el relato. Luego habrá quien se quede solo con las estupendas peleas, modelo a imitar, o quien se quede con el retrato psicológico, pero visto en su conjunto es un film extraordinario y de los mejores de la carrera de Scorsese.