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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
6
Bélico. Acción. Thriller En 2003, durante la ocupación de Bagdad por tropas estadounidenses, al oficial Roy Miller (Matt Damon) y a su equipo les encargan la misión de buscar armas de destrucción masiva. Registran escondite tras escondite, a cual más peligroso, pero en vez de letales agentes químicos, descubren un elaborado plan que cambia el rumbo de su misión. Rodeado de agentes con objetivos contradictorios, Miller intenta averiguar la verdad a partir de una ... [+]
20 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film, dirigido por Peter Greengrass, arranca justo en el momento en que los americanos han tomado Iraq, y más concretamente sigue los pasos del subteniente Roy Miller (Matt Damon), cuya unidad es la encargada de localizar las armas de destrucción masiva iraquies. Sin embargo, pese a disponer de una información detallada de los emplazamientos, su búsqueda se revela infructuosa, comenzando a albergar sospechas sobre las fuentes en las que se basan las localizaciones. Como todo buen oficial que se precie expresará sus dudas en voz alta, lo que llamará la atención al mismo tiempo de un alto cargo del Pentágono (interpretado por Greg Kinnear) y de un agente de la CIA (interpretado por Brendan Gleeson).

Greengrass trata de mostrarnos un panorama lo más verídico posible, de la ocupación de las tropas norteamericanas en Iraq. Pero todo ello no es más que el telón de fondo en el que insertar una trama cercana la “thriller”, y con muchos parecidos a las teorias conspiratorias habituales en el “thriller” de los años 70, en la que el protagonista va desenredando una trama en la que se ocultan intereses oscuros. De alguna forma, el film de Greengrass parece querer ofrecernos una visión prácticamente asumida por todo el mundo sobre la presencia de algunas “manzanas podridas” que alentaron una invasión, con un argumento falso. La trama que subyace en este film es bastante simplista: no todos los que invadieron Iraq son malos ni ocultaban otras motivaciones, y además hay hombres íntegros cuyo sentido del deber les lleva a destapar a estos “hombres malos”.

Tal simplismo ideológico y autojustificativo que podemos observa r claramente en el film, no es más que una excusa argumental para que Greengrass se luzca con las escenas de acción que van salpicando el metraje o aquellas en las que la tensión sube de tono, que recuerdan demasiado a las que ya filmara, curiosamente con el mismo protagonista, en los tiempos de Bourne. De nuevo, el realizador hace gala de su estilo de cámara al hombro y montaje nervioso y acción vertiginosa que parece que se ha convertido en su “marca de fábrica”.

Sin embargo, pese a que no se puede negar la técnica y la calidad del film, en esta ocasión, el armazón ideológico que la sustenca es excesivamente endeble. Volver a repescar la idea de un Bourne desmemoriado que lucha contra aquellos que lo convirtieron en lo que es, e identificarlo con un oficial norteamericano “bueno” que lucha para esclarecer ciertos puntos oscuros dentro de su propio bando, no ha conseguido los mismos resultados que hace unos años. Quizás porque, a estas alturas todos sabemos la verdad, y cómo se han desarrollado los hechos verdaderos, y por ello el entramado justificativo se nos antoja estéril y poco interesante, quedando como resultado un film puramente de entretenimiento y efectivos “fuegos artificiales” pero totalmente hueco por dentro.
manulynk
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