Los realizadores Glenn Ficarra y John Requa nos ofrecen una comedia que intenta ser diferente a las producciones habituales. Su protagonista es Cal (Steve Carrell), cuya vida sentimental y personal se viene abajo cuando su mujer (Julianne Moore) le pide el divorcio. Sin embargo, la aparición de Jacob (Ryan Gosling) le permitirá abrirse a un nuevo mundo de relaciones sin compromiso.
Los realizadores construyen el film de una forma curiosa. Para empezar, la historia arranca en un momento “poco convencional”. Por otro lado, las relaciones entre los diferentes personajes que pueblan el relato se establecen a base de diversos círculos concéntricos y que tienen como nexo común a Cal. Desde Jacob a su mujer, pasando por su hija, de alguna forma, todo se define a partir de su relación con Cal. Incluso el argumento nos reserva más de una sorpresa que cumple con esa premisa, de lo que el espectador será consciente sólo al final de la función.
Se podría pensar en films como "Virgen a los 40", sobretodo porque comparten protagonista y además el tema principal viene a ser similar. Cal no es virgen, pero después de varios años “fuera del mercado”, como si lo fuera. Afortunadamente, Jacob, un especialista en esto del ligoteo, se cruzará en su camino. Lógicamente el aprendizaje dará lugar a un buen número gags a costa del torpe Cal. Y otros en los que interviene Marisa Tomei, o el propio Gosling, consiguiendo además alternar un cierto tono más dramático con las escenas más puramente cómicas.
El film es entretenido, y de una calidad superior al de la mayoría de producciones románticas que parecen realizadas siguiendo el mismo manual de estilo e impersonalidad. Sin embargo, dos son los factores que hacen que el film no acabe de conseguir todos sus logros.
Por un lado, los realizadores exponen de forma perfecta la situación de dos personas maduras que todavía se quieren pero que al menos una de ellas ya no quiere seguir viviendo con la otra. Sin embargo, los realizadores no quieren ir más allá de la anécdota. Pese a lo irreverente de algunos de los pasajes del film, siguen siendo muy respetuosos con la sagrada institución del matrimonio.
Por otro lado, y ligado a esto mismo, pese a que tiene un arranque y un desarrollo que pretende alejarse de convencionalismos, la última parte de la película acaba chirriando cuando finalmente las cosas vuelven a la senda de lo "políticamente correcto", con un discurso rancio y tradicionalista.
Así, lo que prometía ser una comedia de enredo con varias sorpresas finales y con ciertas gotas corrosivas, acaba pasando literalmente por el aro, con una resolución final que parece impuesta, ya que rompe totalmente con el tono general del film, y entra en contradicción con muchas de las afirmaciones que se realizan. Pese a todo es una comedia recomendable pero podría haber sido mejor de lo que ya es.