No deja de ser interesante, a priori, una película que nos hable de la prostitución masculina, y si además la nacionalidad del film es francesa, todavía tiene muchos más alicientes. La realizadora Josiane Balasko nos propone un film con este tema como eje principal alrededor del cual giran los protagonistas del film.

Por un lado, la madura (y solitaria) Judith (Natalie Baye), una mujer de posición acomodada que para combatir su soledad se sirve de jóvenes que cobran por hacer sexo con ella. Uno de ellos, empezará a convertirse en habitual, Patrick (Erick Caravaca), el cual ejerce la prostitución para hacer frente a los apuros económicos que sufre junta a su mujer, Fanny (Isabelle Carré) y la familia de ésta. En torno a estos tres personajes, Balasko construye un film intimista, en el que el resto del escaso reparto cumple la función de reforzar las tres figuras principales que conforman uno de esos triángulos que tanto gusta retratar al cine francés.

Aunque al principio parece que la historia la vamos a contemplar desde la perspectiva de Judith, Balasko juega con los puntos de vista de los otros dos personajes tratando ofrecernos una mirada mucho más ámplia y de conjunto al tema, mezclando los sentimientos de Judith con los de su propio amante de pago, y sin desdeñar el de la parte de la mujer de éste. Aunque és cierto que hace un poco de trampa al mostrarnos a la familia de Fanny desde una perspectiva muy poco agradecia lo que provoca que pronto tomemos partido.

Sin desdeñar las voluntariosas interpretaciones, de las que destaca de largo la de Natalie Baye, el film peca de excesivamente ambicioso, al intentar conjugar un film que trata un tema “tabú” como el de la prostitución, mezclando sentimientos íntimos con una fuerte dosis de realismo social. Desde el principio queda claro que Marco, ejerce su “profesión” abrumado por las deudas y para sacar adelante su matrimonio, y al mismo tiempo como válvula de escape de un tipo de vida que le oprime. Mientras que Judith, por su parte, está más bien agobiada por una vida vacía en lo personal, y que ve como su único punto de apoyo, su hermana, acaba encontrando al hombre de su vida. El lado de Fanny es el menos agradable, por voluntad de la propia realizadora, acaparando prácticamente todas las connotaciones negativas del film.

La realizadora no acaba de definir su film, que bascula entre el melodrama y el realismo social, y esta indefinición general es lo que acaba lastrando una propuesta en principio interesante que se va desinflando a medida que avanza el metraje.