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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
9
Drama Basada en un hecho real ocurrido en 1850, narra la historia de Solomon Northup, un culto músico negro que vivía con su familia en Nueva York. Tras tomar una copa con dos hombres, Solomon descubre que ha sido drogado y secuestrado para ser vendido como esclavo en una plantación de Louisiana. Solomon contempla cómo todos a su alrededor sucumben a la violencia y a la desesperación. Pero él decide no rendirse y esperar a que llegue el ... [+]
8 de marzo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La esclavitud es un tema que normalmente ha pasado de puntillas por la historia del cine. Lo más habitual, con algunas excepciones, ha sido tratarlo de una forma indirecta, y en general la mayor parte de los casos, bajo la perspectiva de los blancos. Los realizadores de color de la industria de Hollywood se han centrado más en el presente o en los movimientos de los años 60, que no en retratar las plantaciones esclavistas antes de la Guerra Civil. El primero en hacerlo, que tenga noticia, ha sido el británico Steve McQueen, el cual se ha basado en la historia real de Solomon Northup, un hombre libre, que fue vendido como esclavo de forma ilegal y, como indica el título del film pasó 12 años como esclavo trabajando en plantaciones sudistas.

La elección de la historia es todo un acierto por parte de McQueen, ya que no busca la típica historia de africanos capturados y trasladados en barcos a norteamérica, sino que su protagonista, Solomon (Chiwetel Ejiofor) es un descendiente de aquéllos, pero que no sólo es libre sino que es una persona instruida y respetado violinista en el New York de mediados del siglo XIX. De esta forma, el realizador muestra de una forma simple y directa la dicotomía de los Estados Unidos, en el que una persona de color podía ser tratado como una persona en el Norte y como un objeto en el Sur. Nunca llega a mencionarse de forma directa a lo largo de las dos horas de metraje, pero la sombra del enfrentamiento entre en Norte y el Sur está presente. Es más, incluso McQueen anticipa la derrota al mostrarnos, a través de los ojos de Solomon un Sur en clara decadencia y degradación moral. Desde el primer amo de Solomon (interpretado por Benedict Cumberbatch), una persona con buenas intenciones pero incapaz de rebelarse contra lo establecido, hasta el cruel Edwin Epps (Michael Fassbender), un amo brutal, pero al mismo tiempo alcoholizado y atrapado entre el deseo que siente hacia una esclava y la rígida postura de su mujer.

No sólo es valorable la voluntad de mostrar unos escenarios reales, y la forma de vida de los esclavos en las plantaciones así como su trabajo en los campos de algodón. También lo es en el trabajo con los actores a la hora de dotarles de dimensión. Ejiofor está excelente y convincente en el retrato de una persona que de la noche a la mañana pierde no sólo su libertad, sino su vida junto a sus seres queridos, y trata de sobrevivir a toda costa mientras espera alguna oportunidad para recuperarla. A través de su mirada es capaz de expresar el sufrimiento que padece. Sin embargo es Fassbender el que acaba sobresaliendo por encima de todo el reparto. Su ingrato personaje no es obstáculo para componer a un amo brutal pero al mismo tiempo persona que inspira cierto patetismo.

Otro acierto a la hora de encarar una historia de este tipo, es la ausencia de morbo o melodrama. El periplo de Solomon es ciertamente sobrecogedor, y no faltan algunas escenas impactantes, en las que la crueldad se muestra de forma descarnada, fijando la cámara y sosteniendo el plano (en la más recordada, aguanta más de 2 minutos). Con ello consigue impactar al espectador pero sin manipularle. Es decir, mostrando la crueldad en toda su crudeza, sin adornos innecesarios. Lo mismo sucede en las (pocas) escenas más dramáticas del film. El realizador aguanta lo justo el plano sin excederse ni recrearse en momentos en que se podría haber buscado la lágrima fácil.

Pese a embarcarse en un proyecto bastante más potente de lo habitual (con lo que eso significa para libertad creativa del realizador) McQueen sigue manteniendo su personal forma de dirigir, con un film algo más accesible que los anteriores, pero sin perder su peculiar sentido de la puesta en escena ni su gusto por historias, digamos duras, y al mismo tiempo reales. Puede parecer algo presuntuoso tocar el tema de la esclavitud sin ser norteamericano (o afroamericano), pero no parece este un film pretencioso. Es más el realizador aborda la cuestión desde una perspectiva poco conocida, y además sabe dotar a sus personajes de contradicciones y ambiguedades. Sin duda estamos ante la obra de un cineasta que conoce su oficio y sabe lo que quiere contar y como hacerlo.
manulynk
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