A pesar que periódicamente van apareciendo por las pantallas nuevos westerns, lo cierto es que el género clásico tal y como lo entedemos está ya extinto. Las nuevas películas que van apareciendo, aunque ambientadas en el lejano y salvaje oeste, tanto estilísticamente como temáticamente son bien diferentes a las que nos amenizaron durante muchas tardes del fin de semana.

Este es el caso de este film cuyo título es tan largo como su duración, dirigido por Andrew Dominik (apadrinado por Brad Pitt uno de los protagonistas del film), en el que se acerca a una fígura mítica del western, el conocido bandido Jesse James (interpretado por el propio Pitt), y en la figura de su asesino, Robert Ford (interpretado por Cassey Affleck), el film empieza justo en el momento en que Robert Ford se une a la banda de los James, deseoso de emular las "hazañas" del más conocido de los hermanos, Jesse, a quien idolatra hasta límites enfermizos.

Ya desde ese primer encuentro, mientras preparan el asalto a un tren, queda clara la relación entre James y Ford, en el sentido en que éste último se convertirá en su sombra, tratando de emular sus pasos en un proceso paulatino de suplantación o de asunción de la personalidad mejor dicho. El director nos ofrece un western sin apenas acción (excepto el asalto al tren del principio), errático, con unos paisajes casi desérticos, desnudos, y en ocasiones oníricos, y unos personajes rudos y sobretodo desmitificadores.

Por un lado desmitifica visión heróica y romántica de Jesse James, dejándole a la altura de un famoso ladrón, quien tras muchos años de delitos tiene una mania persecutoria acusada que se acerca a la paranoia y el miedo a ser traicionado, y que no duda en disparar a quien sea si se siente amenazado. A su alargada sombra, va creciendo a medida que avanza el film, la figura de su asesino, Robert Ford, quien pasa de la timidez total a aguantar la mirada al forajido, y cuya paulatina suplantación de Jesse James, le llevará a matarlo, y posteriormente escenificar su muerte para confirmar esa suplantación.

Aunque no saldrá como él esperaba, y finalmente tiene que asumir el precio de querer suplantarle hasta sus últimas consecuencias. Lejos de las grandes y extensas praderas, de los nobles cowboys, Andrew Dominik nos ofrece un film básicamente intimista, casi onírico subrayado por esa pegajosa banda sonora que le acompaña, en el que nos da una mirada diferente, en paralelo del héroe y su víctima.

A pesar de su larga duración, su pausado ritmo y que está totalmente alejado de cualquier western clásico, el film es resulta muy interesante, fenomenalmente bien interpretado. A la buena interpretación de Pitt, Casey Affleck nos ofrece un registro todavía mejor, una actuación realmente soberbia, demostrando ser algo más que una promesa y que si mantiene esta línea muy pronto nos olvidaremos de su hermano Ben.