Ser uno de los artífices de la exitosa trilogia oriental "Infernal Affairs" (cuya primera parte tomó "prestada" Martin Scorsese para realizar su último film), le ha valido a Andrew Lau la llamada de los productores de Hollywood para poner su talento al servicio del actor Richard Gere en un intento de redirigir su carrera hacia producciones más "serias".

De esta forma, el actor interpreta a Erroll Babbage, un agente federal encargado de controlar y perseguir a delincuentes sexuales, que está a punto de jubilarse que junto a la novata Allison Laurie (Claire Danes), se les encarga descubrir el paradero de una joven desaparecida. El recorrido de Babbage será más itinerante y un tanto disperso. Lau se toma su tiempo para seguir la pista de la joven, ofreciéndonos un recorrido por la cara menos amable y más sucia de norteamérica. Y de paso, nos ofrece la amarga y pesimista visión de Babbage, quien piensa que no hay reforma posible para los delincuentes (y menos los de índole sexual), y sólo hay que esperar un tiempo para que vuelvan a las andadas.

Es por ello, que plenamente confirmadas sus ideas por la experiencia de varios años (y de hecho así lo transmite a su nueva compañera), no duda en cruzar la línea que separa la legalidad para castigar y acosar a su manera a los delincuentes fichados. Es por ello que el film, más que ofrecernos el típico "thriller" de la búsqueda de un pervertido sexual que ha secuestrado a una joven, se centra mucho más en el personaje de Babbage, cuya visión del mundo tras muchos años viendo miserias es tremendamente pesimista.

El film, si bien está bien planteado y quedan claras sus intenciones, no acaba de funcionar del todo, Lau no acierta con el tono, ni con el ritmo, dejando algunos momentos muertos y ciertamente aburridos. De hecho, los productores, no satisfechos con el producto filmado por Lau decidieron incluir algunas secuencias destinadas a matizar y pulir algunos flecos, destinados sobretodo a la taquilla. Sin embargo, el resultado final es una película que busca caminos nuevos para llegar al mismo punto de siempre. Lo malo es que se pierde en esos mismos caminos.