Pese a que los trailers promocionales parecen emular a la exitosa “resacón en Las Vegas”, la verdad es que no tienen nada que ver una con otra. El realizador Nichollas Stoller nos ofrece una especie de “spin-off” de su anterior film (“Paso de ti”). Es decir, se aprovecha uno de los personajes secundarios de aquélla para darle protagonismo en una historia propia. Efectivamente, la historia gira alrededor Aldous Snow (Russell Brand), aunque Stoller, tras un prólogo en el que podemos ver al artista como desde lo más alto se desliza vertiginosamente hacia el pozo de la decadencia, encara la trama a través del personaje de Aaron Greenberg (Jonah Hill) un fan de Snow que trabaja en una discográfica al que se le ocurre la “brillante” idea de realizar un concierto homenaje que relance su carrera. Con este motivo viaja a Londres con el encargo de traerlo a los Estados Unidos sobrio y sereno al concierto. Sin embargo las cosas no saldrán exactamente tal y como estaban planeadas.

Stoller no puede evitar detenerse en la propia vida personal de Greenberg, y su relación sentimental que se encuentra en un momento delicado. Sin duda es el peor momento para dejarse llevar por el tren de vida de una decadente estrella del rock inmerso en una espiral de fiestas, alcohol y drogas, que no puede evitar, pese a las instrucciones de sus superiores, el bueno de Aaron. Lo que necesariamente repercutirá en su propia relación. No cabe duda que el personaje de Aldous Snow, es un estereotipo de la estrella del rock. En ningún momento se intenta disimular este hecho, ni tampoco la composición paródica que nos ofrece Brand. Durante la hora y media larga que dura la función, tenemos ocasión de asistir al catálogo completo de tópicos que se le suponen a estos artistas.
La parte más cómica del film se encuentra en el choque que supone la interrelación entre Aaron y Aldous. Aaron tiene una vida que podríamos llamar “normal”, un trabajo y vive con su pareja (Elizabeth Moss), aunque su vida sentimental parece estar llegando a una peligrosa rutina. Por su parte Snow vive en su burbuja particular, haciendo las cosas a su antojo, sin percibir que su vida se está deslizando peligrosamente por el abismo, en un estado de colocón permanente, del cual no es capaz de sacarle su acompañante/guardian. Pese a que el verdadero protagonista es Snow, el espectador asume el punto de vista de Aaron Greenberg, cuya apariencia de “normalidad” le facilita esta simbiosis. De esta forma, el desenfrenado estilo de vida de la estrella del rock, tras lo jocoso de algunas situaciones a las que se ve arrastrado Aaron, es percibida de una forma negativa por parte del espectador.

El problema es que no siempre consigue mantener ese frágil equilibrio, y lógicamente el film deriva mucho más hacia lo cómico y paródico de la situación. Sin duda lo mejor del film se encuentra en la buena química entre Jonah hill y Russell Brand que se saben complementar a la perfección.