El realizador Rob Minkoff es el firmante de este film que nos cuenta un atraco a un banco en clave de comedia. Toda la acción sucede entre las paredes de un banco en el que los empleados y algunos ocasionales clientes acaban de rehenes de dos grupos de atracadores.

El arranque del film promete situaciones divertidas, más cuando la diferencia entre los dos grupos de atracadores es abismal. Por un lado están los profesionales, bien equipados tecnológicamente y por el otro los paletos (Tim Blake Nelson y Pruitt Taylor Vince) que actuan a cara descubierta (y pantalones cortos). Además del tono jocoso, hay una intriga a lo "diez negritos" o "Un cadaver a los postres" que se encargan de esclarecer la pareja de rehenes interpretada por el televisivo Patrick Dempsey y Ashley Judd. Sin embargo, en la medida en que se pierde el efecto inicial, el film va decayendo, casi al mismo tiempo que van liquidando personajes del banco. Quizás se pierda excesivamente en lo absurdo y se recree en la astracanada, lo que acaba favoreciendo las secuencias protagonizadas por Tim Blake Nelson y Pruitt Taylor Vince, quienes consiguen acaparar toda la atención muy por encima de un Dempsey voluntariamente alejado de la imagen que le ha hecho famoso y una Ashley Judd por la que han pasado los años. Esto hace que se desvíe el foco de atención puesto en resolver el misterio que se plantea, y lo de menos sea averiguar quién está detrás mientras que lo de más sea ver la siguiente liada del dúo formado por "mermelada" y "mantequilla".

Minkoff nos ofrece un film entretenido, con dosis de humor, que lo mejor que se puede decir de él es que no se toma a sí mismo demasiado en serio y que visto sin excesivas expectativas puede resultar incluso agradable.