De entrada habría que decir que no parece que Winterbottom pretenda emular las grandes obras del cine negro. De hecho, la fotografía es en color y no en blanco y negro como suele ser tradicional, incluso la gama de colores es más bien neutra, tirando a fría. Más bien parece que quiere mostrarnos un aspecto del comportamiento humano, desde un punto de vista psicológico que tan bien supo retratar en muchas de sus novelas el genial escritor Jim Thompson.

El protagonista del film es Lou Ford (Casey Affleck) un joven ayudante del sheriff de un pueblo sureño perdido en el mapa de aspecto apacible pero que bajo su apariencia inofensiva se esconde una persona con tendencias sadomasoquistas (aparentemente heredadas). Un buen día, por el camino de Lou se cruza Joyce (Jessica Alba), una bella prostituta con la que no sólo dará rienda suelta a sus retorcidas tendencias sexuales, sino que también aprovechará para resolver ciertos asuntos pendientes con el hijo del capitoste local.

Winterbottom filma con suma frialdad las evoluciones del protagonista, mientras que su voz en off nos van proporcionando alguna que otra información así como determinados "flash-backs" que va insertando a medida que avanza el metraje. El realizador centra el foco en el comportamiento humano desde un punto de vista naturalista. El realizador no justifica sus actos, simplemente se convierte en vehículo de sus pensamientos y testigo de sus actos lo mismo que el espectador, el cual, asistirá escandalizado a una escalada de sexo y violencia que no parece tener fin, puesto que una vez puesto en marcha, Lou Ford no parece encontrar la forma de parar. Lo más escalofriante del asunto es la aparente frialdad con lo que va sucediendo todo en la tranquila y apacible localidad sureña.

La adaptación de Winterbotton es muy fiel. Prácticamente un calco, aunque los que hemos leido la novela echamos de menos las tremendas dosis de nihilismo con que el escritor impregnaba sus relatos. Si que parece que en el ánimo del realizador británico esté cierta provocación. No se explicaría de otro modo el hecho que no retire la cámara ni en los momentos más escabrosos del metraje.

La elección de Casey Affleck parece acertada. Por otro lado, sabe rodearse de buenos secundarios (Kate Hudson, Elias Koteas). Sin embargo, otro tema es la atmósfera. El realizador pretende mostrarnos las imágenes desde la distancia, sin tomar partido, sin juicios de valor, siguiendo las evoluciones y pensamientos de su protagonista, pero esa frialdad con la que asume a su protagonista, no le beneficia en nada. Por otro lado, al centrarse básicamente en el retrato psicológico y evitar el mensaje nihilista de sus escritor, el realizador deja demasiados cabos sueltos. Y, por último, y peor de todo, Winterbottom no sabe terminar lo que ha empezado y se ve obligado a terminar de forma abrupta y acelerada, rompiendo el ritmo cadencioso del inicio.