El film presenta un reto de entrada, ya que prácticamente toda la acción sucede dentro de los restringidos límites de un submarino nuclear. Sin embargo, Tony Scott, afronta el reto, sustituyendo la acción por la tensión dramática, al colocar el submarino en una situación límite en la que una decisión equivocada puede provocar consecuencias catastróficas para la paz mundial. Para ello nada mejor que enfrentar a dos personalidades bien diferentes: por un lado el capitán del submarino Frank Ramsey (Gene Hackman), un veterano marino y su segundo de a bordo Ron Hunter (Denzel Washington), cuya experiencia es mucho más teórica que práctica.
La base del film es llevar a ambos personajes a una situación en la que salgan a la superficie las evidentes diferencias entre ambos, convirtiendo el submarino en un campo de batalla en el que la tripulación se dividirá entre los partidarios de uno y otro mientras deben decidir si iniciar una guerra o no. Lo interesante del tema es que ambos contendientes creen estar en posesión de la razón.
No hay buenos o malos en este film, más bien dos personas convencidas que están actuando correctamente, aunque cada uno por diferentes motivos. Dicho conflicto personal no sería tan interesante sino fuera por la excelente interpretación de ambos protagonistas. Hackman y Washington componen sus personajes a la perfección, y consiguen hacerlos creíbles. Destacaría al primero bastante por encima del segundo, sobretodo porque Hackman consigue sacar mucho más jugo a su personaje, consiguiendo que parezca despótico en ocasiones, pero sin llegar a atravesar la línea que separa la tiranía o la arbitrariedad y consiguiendo un mayor grado de ambigüedad, y de claroscuros en su retrato.
El personaje de Washington es bastante más plano, aunque el actor sabe representar la honradez y la decisión con convicción. A su alrededor, Scott consigue rodear ambos personajes con solventes secundarios (entre los que reconocemos a Viggo Mortensen, James Gandolfini etc), con los que consigue no sólo complementar a los dos protagonistas, sino también aumentar la tensión cuando les llega el momento de alinearse entre ambos.
Pese a lo reducido del espacio, Tony Scott consigue realizar un film bastante dinámico a base de buenos y efectistas movimientos de cámara, consiguiendo que los estrechos límites del submarino, parezcan llenos de larguísimas galerías, rincones ocultos y estancias por todos los lados, desafiando los límites del espacio físico. No es un film excesivamente reflexivo. En su lugar, consigue introducirnos la duda sobre cual de los dos tiene realmente razón, cuestión que sólo se resolverá tras un buen número de situaciones y giros, que tienen lugar en el mencionado submarino. Tony Scott sale airoso con buen film de acción que curiosamente apenas tiene acción, pero con mucha tensión e intriga.