El debut en la dirección de Oskar Santos no podía tener mejores padrinos: Amenábar como productor, y guión de Daniel Sánchez Arévalo. Es cierto que ambos realizadores no tienen demasiado en común, y en el fondo esta curiosa mezcla se acaba resintiendo en el resultado final.
El protagonista del film es Diego (Eduardo Noriega) un médico que paradójicamente se encarga del área del dolor pero está totalmente insensibilizado. A pesar de ello un extraño suceso le hará perder esa protección. La historia se mueve entre el drama con ciertas dosis de "thriller" y de fantástico, con una trama que sabe hacerse interesante. En este sentido, el film de Santos consigue enganchar al espectador, en especial por cierta cotidianeidad y el excelente retrato del personaje principal que trata de trasmitir, junto con otros aspectos inquietantes que empiezan a tener lugar a su alrededor. Quizás desvela demasiado pronto el mecanismo, y se deja para más adelante otros "daños colaterales", cuando tal vez debería haber sido al revés, pero independientemente de su valoración final, la trama te obliga a querer saber más y a llegar hasta el final del camino.
Visualmente, la mano de Amenábar se nota. No sólo por la presencia del que fue su protagonista en sus primeros largometrajes, sino por la atmósfera de intriga que tan bien sabe generar y tan famoso le ha hecho. En este sentido el film lleva más el sello de Amenábar que no el del realizador. Por el lado del guión, aunque alejado de sus temas habituales, también se nota la mano de Sánchez Arévalo. El guión tiene paradojas como la mencionada al principio, dilemas éticos sobre lo que hacer con cierta responsabilidad, la implicación personal de un profesional como un médico, etc. Quizás lo malo del film dirigido por Santos es que pese a los buenos ingredientes que dispone no sabe explorar adecuadamente a lo largo de esas ideas que van surgiendo a lo largo del metraje, y acaba sucumbiendo hacia el lado del tema fantástico que se plantea. Por otro lado, también se desaprovechan a buenos secundarios y sus historias personales, como el personaje que interpreta Belén Rueda, o el de Luis Callejo, o el de Cristina Plaza, la mujer de Diego. También cuenta con algunos minutos de lucimiento Clara Lago. Pero en general, hay un cierto desaprovechamiento de unos personajes que rodean al protagonista y que podrían haber tenido algo más de entidad lo que le hubiera dado al film un mayor empaque.
En resumen, el film de Oskar Santos es interesante, aunque puede ser discutible esa derivación hacia lo fantástico en su segundo tramo, y quizás le falta algo más de sentimiento, algo más de alma y ahondar un poco en algunas subtramas para dar una sensación más de conjunto. Para ser un primer film, el resultado, sin ser redondo tampoco es del todo malo.