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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
10
Drama Suecia, siglo XIV. Como cada verano, una doncella debe hacer la ofrenda de las velas en el altar de la Virgen. El rey Töre envía a su hija Karin en compañía de Ingrid, una muchacha que odia a Karin en secreto. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y abandona a la princesa, pero la muchacha prosigue su camino y se encuentra con unos pastores, aparentemente afables, que la invitan a compartir su comida. (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2008
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras “El séptimo sello”, el realizador sueco Ingmar Bergman volvía a la Edad Media para contarnos, a su manera, una antigua leyenda nórdica, sobre el origen de un manantial. El film, con un ritmo tranquilo y sosegado nos narra la violación y asesinato de una joven, Karin, por parte de tres ladrones, y de la posterior reacción del padre (interpretado por el gran Max Von Sydow), poco acorde con sus profundas creencias religiosas. Sin embargo, lo importante de este film no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta.

Bajo una capa de aparente sencillez, lo primero que destacaría por encima de todo es la acentuada dualidad que preside el film. No tanto el bien y el mal, sino algo más complejo si cabe: la pureza (representada por Karin) y la impureza (los tres ladrones), la religión (la devota familia de la joven) y el paganismo (de nuevo los tres ladrones), y todo perfectamente representado en una puesta en escena que acentúa esa dualidad en la que contrastan los luminosos espacios exteriores y naturales, con los claroscuros de unos interiores desnudos y descarnados en los que la presencia de una Karin vestida de blanco resalta aún más su pureza.

Por otro lado, los dos principales acontecimientos del film tienen lugar uno en el exterior, en plena naturaleza y el otro en la oscuridad de la casa, pero los dos son rodados con la misma frialdad y crudeza, despojada al mismo tiempo de énfasis por parte de Bergman, sirviéndose de dos estupendas metáforas (la pureza del agua, y el fuego del odio respectivamente), que acentúa la crudeza de los hechos que nos muestra. Manteniendo un punto de vista totalmente imparcial (el punto de vista de un Dios que todo lo ve pero no hace nada?).

Hay pocas películas que con tan poco nos expliquen tantas cosas. El film de Bergman, sin entrar en profundidad en temas filosóficos como en otras películas, nos habla principalmente de la irracionalidad porque se rige el mundo. La familia de Karin, a pesar de seguir estrictamente los preceptos religiosos, acaba siendo castigada doblemente por la desgracia de perder a su hija y por dejarse llevar por la venganza. De alguna forma, Bergman consigue unir en una sola imagen el desconcierto al comprobar lo absurdo de un mundo regido por el brutal azar y la grieta de la fé que ha provocado el citado hecho en las creencias de la devota familia, al mismo tiempo que, al igual que le pasaría a cualquiera, no saben dar salida a lo que acaban de contemplar.

Por ello se trata de un film conmovedor, impactante, crudo, y cuyo mensaje se transmite de una forma mucho más directa que cualquier disquisición ético-filosófica.
manulynk
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