Atom Egoyan pone el punto de mira en las relaciones matrimoniales con un film que en realidad es un remake de un film francés ("Natalie X") dirigido por Anne Fontaine. El maduro matrimonio compuesto por Catherine (Julianne Moore) y David (Liam Neeson), con un hijo ya en edad de tomar sus propias decisiones, está en ese punto en el que la pasión ha desaparecido y se ha instalado cierta rutina en la que cada uno está más entregado a su profesión. En este contexto, aflora cierta desconfianza por parte de ella, y su deseo de saber si realmente le es infiel le llevará a cruzar varias líneas cuando contrata a una scort llamada Chloe (Amanda Seyfried) para que seduzca a su marido.
Egoyan nos ofrece un film elegante, con cierto gusto estético y plástico, palpable en el domicilio donde viven los protagonistas como las localizaciones exteriores. El ritmo del film es pausado marcado por unos movimientos de cámara lentos que parecen detenerse en cada detalle. Egoyan sabe darle su toque particular, con un excelente arranque en el que sitúa los tres principales protagonistas.
Sin embargo, cuando salimos de la sala, no acabamos de quedar excesivamente convencidos lo que hemos visto. Quizás el problema es que Egoyan nos promete hablar a fondo del matrimonio, más bien de la erosión que supone el matrimonio en sentimientos que son muy puros al principio (ver la relación fallida que tiene el hijo de la pareja, como ejemplo), pero que con el paso del tiempo se van atenuando. Para ello se vale del punto de vista de Catherine para explicarnos a través de ella sus dudas sobre la fidelidad de su marido y como sufre el hecho que se relacione con otra mujer. Es muy importante no perder de vista que la mirada de la cámara viene a ser la del personaje de Catherine.
A la hora de la verdad, Egoyan no entra demasiado a fondo en los problemas conyugales y se centra en la parte más enfermiza del asunto de la infidelidad, a base de seguir a Catherine quien parece atravesar un momento bastante insatisfactorio en lo personal (infidelidad de su marido, su hijo cada vez está más lejos, etc). En este sentido hay que destacar el excelente trabajo de una Julianne Moore que sabe darle el tono adecuado a su personaje. También Neeson que llena la pantalla en las escasas ocasiones en que interviene. El punto flojo lo pone Amanda Seyfried a quien le toca en liza un personaje muy oscuro, que bajo su apariencia angelical esconde una personalidad oculta. Sin embargo, la joven actriz es perfecta en las distancias largas, con su espléndida figura, pero en las distancias cortas, fuera de su espléndida figura, no sabe exteriorizar su ambigüedad interior.
El film termina decepcionando en la medida en que no cumple las expectativas del primer tramo del metraje, pese la vuelta de tuerca final. Egoyan fabrica un excelente envoltorio estilístico, pero no consigue entrar a fondo en la cuestión, derivando el film hacia el "thriller" más convencional.