Oliver Stone, acostumbrado a realizar films muy personales, también ha querido imprimir en este caso su sello personal, acercándose a la figura de Alejandro, el hombre, dejando de lado al mito. Por ello, durante las dos horas largas de película, apenas vemos ninguna de las famosas batallas en las que derrotó a los persas, y sólo hacia el final, Stone nos "regala" un espectacular enfrentamiento. El realizador trata de humanizar lo más posible a Alejandro, inciando el film cuando todavía reinaba su padre Filipo (Val Kilmer). El film se articula en base a un largo "flashback" que recorre los pasos que llevaron a Alejandro a ser dueño del mundo, pero, voluntariamente obvía la mayor parte de los hechos archi-conocidos, dando por supuesto que ya los conocemos.

En su lugar, Stone trata de trazar un retrato mucho más interiorizado del personaje, empezando por la relación con sus progenitores, su padre al que incluso después de muerto no puede evitar seguir, su intrigane madre, Olimpia (Angelina Jolie), cuya influencia en él es total, siguiendo por sus compañeros de armas, y en especial su,digamos, "peculiar" relación con Hefestion (Jared Leto), sus relaciones con Roxana (Rosario Dawson), su mujer extanjera que reclama un espacio en su vida. Así, lo que vemos en pantalla, no es precisamente al héroe invencible que fue capaz de superar cualquier adversidad, sino más bien a un hombre (Collin Farrell), dubitativo entre lo que se supone que debe hacer, y sobretodo en lo que a los sentimientos, se refiere, claramente enamorado de Hefestion (una relación, que Stone muestra de forma sutil), y la obligación de todo rey de proporcionar un heredero para perpetuar la dinastía.

Stone muestra la soledad del poder en toda su expresión, siendo el retrato psicológico lo que predomina por encima de la acción, pese a que no se olvida de mostrarnos un puñado de escenas épicas. Aunque sólo se deja llevar por su especial (y mareante) estilo visual hacia el final del metraje. Pese a que el film de Stone está a años luz de otras superproducciones, estilo "Gladiator", hay que valorar la propuesta en su medida justa, tratando de ofrecernos una visión más realista sobre una figura cuya vida está envuelta de cuentos legendarios, tratando de mostrarnos al personaje como a un hombre normal y corriente agobiado por el peso de la responsabilidad y las dudas. En este sentido, el trabajo de Farrell es meritorio y voluntarioso, pero, escondido tras unas espesísimas cejas, el actor no consigue transmitir toda la dimensión humana que pretende el realizador, con lo que el espectador se distancia notablemente de una historia que conoce en su mayor parte.

Sin desmerecer el intento del realizador, la verdad es que no consigue conectar con el espectador, algo fundamental en un film tan interiorizado como el que nos ocupa.