El director Adolfo Aristarain nos ofrece una película llena de humanidad, sentimientos que transmiten los cuatro personajes principales del film: Federico Luppi, Eusebio Poncela, Cecilia Roth y Juan Diego Botto.

El film, contado a base de estupendos dialogos, y sin apenas accion, recorre practicamente todas las inquietudes humanas: las drogas, el sexo, la soledad, etc.y todo ello sin un apice de trascendencia, como si fuera una conversación normal y corriente que va cambiando de escenarios. Aristarain nos habla a la cara, de tú a tú, sin complejos, y apoyado en las impresionantes interpretaciones del cuarteto de personajes.

El director dota de profundidad al cuarteto protagonista, cada uno con su personalidad bien marcada y definida, resultando cuatro personas normales, corrientes, con sus miedos y sus esperanzas, con lo que consigue empatizar totalmente con el espectador. Este film es una de esas películas que sin necesidad de efectos especiales, sin necesidad de trucos para mantener el suspense ni nada por el estilo, sólo con las miradas de sus protagonistas consigue transmitir y mantener el interés hasta el final de la película.

Y eso lo consigue porque es una película que te mira de frente y te habla de sentimientos perfectamente reconocibles y cercanos.