Cuando se habla de "películas como las de antes", se piensa en obras como El buscavidas.
Una cinta con un guion prácticamente perfecto, con buen ritmo, con una historia que engancha al espectador con su mezcla de thriller y romanticismo (fórmula de éxito explotada por muchas cintas del Hollywood clásico y muchos autores, incluso Hitchcock), con una elegancia y una producción exquisitas y, por supuesto, con una carismática estrella al frente. Paul Newman no sólo fue uno de los mejores actores de la historia, y uno de los hombres más guapos jamás vistos en una pantalla de cine, sino que también tenía un carisma, una presencia y un aura que lo convirtieron en el mito que aún es hoy.
Una gran obra maestra de Robert Rossen.