Ghost es una de las películas románticas más influyentes de la historia, sin duda.
Hasta el punto de que películas como Ojalá fuera cierto se inspiran claramente en la cinta protagonizada por Demi Moore, Patrick Swayze y Whoopi Goldberg, pero con más humor y un tono sin duda más ligero y mucho menos dramático.
Mark Waters, que venía entonces de dos exitazos juveniles como Ponte en mi lugar y Chicas malas, no es un gran realizador. De hecho, su manera de colocar la cámara es bastante televisiva y bastante plana. Sin embargo, basta y sobra para conducir la trama de esta historia de amor entre dos mundos, que se deja ver con agrado debido a su escasa duración de apenas 90 minutos. Mark Ruffalo es un actor de primerísimo nivel, capaz de sostener por sí sólo cualquier proyecto, y Reese Witherspoon resulta perfecta para este tipo de roles de chica buena y encantadora. Juntos no es que tengan una química descomunal (ver el final, sin ir más lejos), pero sí suficiente para que el público quiera acompañar a David y Lizzie en su aventura fantástica y romántica.
Aceptable y agradable.

Lo mejor: Mark Ruffalo, siempre fantástico, y su ajustada duración, que impide el aburrimiento.
Lo peor: Es lo que es, y la realización es bastante simplona.