Point Break es un remake de la clásica Le llaman Bodhi, que lanzó a la fama a Keanu Reeves y Patrick Swayze a principios de los 90 (bueno, ya eran famosos de antes, pero apuntaló dicha fama). Lo decimos por si alguien no se ha dado cuenta entre tanta modernez.
El problema de Point Break es que, debido a particularidades de su argumento, no sabe muy bien lo que quiere ser. ¿El club de la lucha? ¿Límite vertical? ¿La propia Le llaman Bodhi? ¿The fast and the furious? No se sabe. Tiene un poquito de todo. La buena noticia es que sin duda entretiene, que es lo que se pretendía, pero resulta difícil sentir algo por personajes tan planos y aventuras tan plúmbeas. Se salva por lo que acabamos de mencionar, porque entretiene, y porque Edgar Ramírez siempre es un aliciente para enfrentarse a cualquier producción, pero tampoco es nada del otro mundo ni lo esperen.
Si sienten nostalgia por Keany y Patrick, vuelvan a ver la cinta de Kathryn Bigelow. Esto es otra cosa.

Lo mejor: Edgar Ramírez y los planos aéreos de olas y montañas, espectaculares.
Lo peor: Es bastante pobre en todo.