Gran miniserie británica. Los ingleses, demostrando una vez más que hacen la mejor televisión del mundo, en cuanto a calidad objetiva.
Buen reparto para una intriga policial con el terrorismo como telón de fondo y una historia de... no cabe decir amor, pero bueno, sí de dos personas que se encuentran en el camino y lo comparten, a su manera. El nivel de la producción es, como siempre cuando hablamos de ficción británica, excelente, y la tensión en la trama está muy bien conseguida. No así tanto la emoción, que no es lo mismo. O dicho de otro modo: la trama avanza con ritmo y brillantez, pero el tono es demasiado frío. No se produce una gran identificación con ningún personaje, ni siquiera David Budd. Sin embargo, es una ficción muy agradable de ver, llena de sorpresas y con un nivel general de notable alto, sin duda.

Lo mejor: La tensión, y la seriedad y elegancia con que está escrita y rodada.
Lo peor: Le falta un poquito para ser sobresaliente. Emoción, se llama.