Poderosa Afrodita es ejemplo de las mejores virtudes de Woody Allen como cineasta.
Por un lado, su peculiar estilo, que le permite poner en pantalla casi cualquier cosa y utilizar cualquier recurso narrativo. Sólo así se explica que algo tan bizarro como ese coro griego case tan bien en la película, hablando muchas veces en voz en off pero otras directamente desde esas ruinas helénicas.
Por otro lado, su humor, marca de la casa, y sus múltiples referencias culturales, porque a culto no le gana nadie al director de Annie Hall. Atención a la representación de Tiresias y no me digan que no es tronchante, y que sólo alguien como Allen podía hacer eso.
Y por último, la ternura que desprende la historia y el cuidado y cariño infinitos con que están escritos los personajes. Porque Poderosa Afrodita está impregnada desde el primer minuto hasta el último de esa ternura que tiene el personaje de una excepcional Mira Sorvino (no por casualidad, multipremiada ese año por su trabajo), dando como resultado una historia encantadora, entretenida y bonita, que demuestra de nuevo que Allen es un maestro del retrato de las relaciones humanas.
Además, el propio Allen hace quizás uno de sus mejores y menos exagerados trabajos como actor, con el histrionismo muy rebajado, para gusto del espectador, mientras que Helena Bonham Carter encaja a la perfección en el universo "alleniano" con un personaje también muy medido y bien desarrollado.
Sencillamente excepcional.

Lo mejor: Todo. Sobre todo, su ternura, su humor, sus recursos narrativos y sus tres protagonistas.
Lo peor: Que sea percibida como una obra menor de Allen precisamente por ser tan bonita y tierna.