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Voto de Sibila de Delfos:
5
Thriller. Acción Encerrado por un delito menor, el joven JR (Brenton Thwaites) aprende rápidamente las dureza de la vida en prisión, y que para sobrevivir dentro hay que buscar protección. Pronto se encontrará bajo la mirada del criminal más famoso de Australia, Brendan Lynch (Ewan McGregor), pero ese amparo tiene un precio. Lynch y su equipo tienen planes para su joven protegido: tras salir JR en libertad, deberá ayudar a Lynch con su plan de fuga. (FILMAFFINITY) [+]
26 de mayo de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede decir que Son of a gun, debut de Julius Avery en el largo tras dos cortometrajes, empieza maravillosamente para después desinflarse a marchas forzadas.
Hay algo hipnótico en el episodio dentro de la cárcel con el que comienza la película. La presentación de JR, la breve trama de su compañero de celda, cómo esa trama se traslada después al propio JR, las circunstancias en que entabla relación con Lynch, la resolución de su pacto... todo lo presenta Avery al espectador de una forma fantástica, contando lo que quiere contar sin ambages, de forma muy directa, yendo al grano y combinando perfectamente las palabras con el poder de imágenes ciertamente impactantes.
Lástima que una vez el personaje de JR sale de la cárcel todo se tuerza. A partir de ahí, Son of a gun se convierte en un anodino thriller más de "joven supuestamente ingenuo que crece como criminal y como persona (por raro que suene esto) bajo el ala protectora de un capo importante con quien establece una suerte de relación paterno-filial y que por el camino intenta llevarse a la chica de la película". Esto no sería negativo si no fuera porque Avery pierde totalmente el pulso que tenía hasta entonces y apuesta por una narración bastante lenta y aburrida a ratos, y ni siquiera los frecuentes tiroteos o peleas son capaces de animar de nuevo la función. Quizás lo más interesante sea el devenir de esa relación entre JR y Lynch, su lucha por el poder y las sucesivas traiciones y pérdidas de confianza entre ellos, pero cuando llega el final y se revelan todos los movimientos de la partida (Avery recurre continuamente al ajedrez como alegoría de lo que ocurre en la pantalla) es demasiado tarde para re-enganchar al espectador a la historia.
Se le puede dar algo más de nota por la presencia de sus grandes actores. Qué importante es para una película mediocre contar con intérpretes que la eleven de categoría... Ewan McGregor vuelve a dar un vuelco a su talento con una interpretación que no se parece en nada a ninguna otra que haya ofrecido, lo que demuestra su condición de actor versátil, o incluso uno de los más versátiles del mundo. El protagonista de Trainspotting (D. Boyle, 1996) resulta absolutamente creíble como criminal, por su actitud, su carisma y su perfecto acento australiano. Alicia Vikander saca petróleo de su plúmbeo personaje de chica guapa en peligro (pedazo de 2015 que va a ser el suyo, con películas de Guy Ritchie, Derek Ciafrance, Tom Hooper y John Wells entre otros en su haber...) y Jacek Koman aporta un enorme oficio a su personaje de mafioso (¿se acuerdan de él en Moulin Rouge, en el inolvidable personaje del Argentino amigo de, precisamente, McGregor?). La gran sorpresa es Brenton Thwaites, quien después de pasar un poco desapercibido en Maléfica (R. Stromberg, 2014) o la última Transformers, no solo aguanta el tipo de McGregor, sino que ofrece un más que encomiable trabajo. De sus ojos depende toda la narración, y Thaites sale más que airoso del reto. No lo pierdan de vista que el próximo año estará, así como quien no quiere la cosa, en los Gods of Egypt de Alex Proyas y en la próxima entrega de Piratas del Caribe...
En definitiva, una película pasable que se salva de la quema por su excelente principio carcelario y la entrega de sus protagonistas.

Lo mejor: El comienzo y los actores, sobre todo Thaites y McGregor.
Lo peor: Es lenta, anodina y un conjunto andante de tópicos.
Sibila de Delfos
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