Punto límite: cero es, como Carretera asfaltada en dos direcciones, una road movie mítica. y como aquella, tiene los mismos defectos y las mismas virtudes. Estas últimas son la rampante sensación de libertad, el homenaje a los tópicos del género y por supuesto el incendiario discurso político que Richard Sarafian pone en boca de Super Soul.
La pena es que el ritmo sea tan lento. Es sorprendente cómo una película en la que el protagonista es perseguido por la policía y se pasa casi todo el rato en un coche corriendo a todo gas por las carreteras de la Ruta 66 pued ellegar a ser tan lenta y pesada. En definitiva, tiene más aura y más leyenda que verdadero cine, pero sin duda desprende algo especial (ese final... el uso de la música...).

Lo mejor: Su defensa de la libertad, su oda a la road movie más clásica (carretera, coche y pocas palabras) y su contestatario discurso.
Lo peor: Es lenta. Muy lenta. Para qué engañarnos.