He aquí el clásico ejemplo de una película que gana puntos si formó parte de la infancia del espectador.
Vista ahora, seguramente Jumanji no pasaría de un 5 pelado, una cintilla familiar para evadirse durante un rato y echarse unas risas. Pero la verdad verdadera es que verla siendo niño supuso un plus para esta aventura de Joe Johnston que exhibe unos efectos visuales muy impresionantes en su día y juega (nunca mejor dicho) con una de las fantasías recurrentes de los niños de todos los tiempos: los juegos se hacen realidad con todas sus consecuencias.
La verdad es que la película no tiene nada de malo. Funciona perfectamente como entretenimiento, está llena de tensión (hay cosas que, para los más pequeños, pueden resultar incluso un poco terroríficas) y el reparto cumple eficazmente con su misión. Robin Williams, siempre exagerado y sobreactuado en su faceta cómica, aquí no molesta demasiado porque su estilo actoral es perfecto para el cine de esta clase, familia y muy orientado a los niños. Bonnie Hunt es otra gran amiga de este tipo de películas desde Beethoven y aquí se lo pasa en grande. Bebe Neuwirth es quizás la mejor del reparto en su breve papel de tía escéptica pero buena de los dos niños protagonistas, y resulta muy entrañable encontrarse con Kirsten Dunst tan jovencita.
En definitiva, una de las películas que más recordamos los que eramos niños en los 90 y que tiene por tanto un lugar bien ganado en el afecto de muchos.

Lo mejor: Es puro entretenimiento y no frena la tensión en ningún momento.
lo peor: En realidad nada, salvo que tampoco es nada del otro jueves ni ninguna obra maestra.