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Voto de Sibila de Delfos:
8
Drama A finales de los años sesenta, el doctor Malcolm Sayer (Robin Williams), un neurólogo neoyorquino, decide utilizar un medicamento nuevo para tratar a sus pacientes de encefalitis letárgica, enfermedad que priva de las facultades motoras a las personas que la padecen hasta reducirlas a un estado vegetativo. Poco a poco empezará a manifestarse cierta mejoría en los pacientes, especialmente en Leonard Lowe (Robert de Niro). (FILMAFFINITY)
1 de enero de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despertares es muy probablemente la mejor película de Penny Marshall, pese a las virtudes de la simpatiquísima Big y otras como Ellas dan el golpe o La mujer del predicador.
De hecho, es una muy buena película, una historia maravillosa sobre cómo es importante que hasta los pacientes más graves y con patologías aparentemente incurables e incapacitantes jamás deben perder su dignidad y condición humanas, y sobre cómo a veces los facultativos que los tratan sanan también de sus propias heridas gracias a la interacción con sus pacientes. La película no sólo rezuma buenas intenciones, sino también emoción, gracias a una habilidad narrativa que consigue el propósito marcado: ofrecer una de las más sensibles y mejores películas sobre la medicina y su impacto en pacientes y personal sanitario. Más de actualidad el tema... imposible.
Sin embargo, bien podría haberse confundido con un burdo telefilme lacrimógeno de sobremesa si no fuera por, como decimos, la elegancia de la narración y la puesta en escena de Marshall y, sobre todo, por la interpretación de sus dos actores principales. Tanto Robin Williams como Robert De Niro han sido dos intérpretes con cierta tendencia a los excesos, en ocasiones, el primero por sus exagerados personajes cómicos y el segundo porque es tanta la intensidad que pone siempre en sus personajes que a vece se pasa un poco. Sin embargo, con esta interpretación queda más que claro que Williams no sólo fue el actor cómico más querido y conocido del mundo (junto con Jim Carrey, quizás), sino también un intérprete dramático de altura, con un talento descomunal para todos los géneros. El protagonista de Toro salvaje, por su parte, directamente se sale del mapa con un personaje en el que era muy fácil sobreactuar, pero que De Niro clava en cada mirada, cada gesto, cada espasmo, cada línea de diálogo y, sobre todo, en su desbordante humanidad. Un trabajo sencillamente memorable.
Notable y llena de emoción.

Lo mejor: Su emotividad y unos extraordinarios Robin Williams y Robert De Niro (ver su última escena juntos, con la ouija).
Lo peor: Quizás podría haber sido algo más corta, y en ocasiones abusa un poco de la lágrima fácil.
Sibila de Delfos
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