Por mucho que nos guste Marion Cotillard y por mucho que la veamos tan bien acompañada por dos actores como Louis Garrel y Álex Brendemühl (¡vaya francés habla el catalán!), no siempre acierta con las películas en las que decide participar.
El sueño de Gabrielle no parte de una mala premisa, y algunas de sus escenas tienen sin duda interés y contentan al espectador, pero en general todo es demasiado plomizo y poco entretenido para un público que contiene el bostezo a duras penas, lo que nunca es buena señal.
Daba para más, especialmente con esos intérpretes. Una lástima no haber aprovechado la oportunidad.